La noticia golpeó a todo el mundo de la música: Ozzy Osbourne ha muerto a los 76 años. Y con él, no solo se va una de las voces más icónicas del rock, sino una era completa. Desde su Birmingham natal hasta los altares paganos del heavy metal, el “Príncipe de las Tinieblas” vivió, cantó, deliró y sobrevivió como pocos. Hoy su voz se silencia, pero su eco retumbará por generaciones, ya que su legado inspiró a todas las bandas que hoy disfrutas.
De Birmingham al infierno: el nacimiento del heavy metal
Ozzy Osbourne nació bajo el nombre de John Michael Osbourne en 1948, en un barrio obrero de Birmingham. En 1969, su vida cambió para siempre cuando se unió a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, quienes tras diferentes formaciones y cambios de nombres, formaron Black Sabbath, banda que con su álbum homónimo "Black Sabbath"(1970) dieron origen y forma al heavy metal como lo conocemos. Guitarras lúgubres y lentas, letras oscuras, y una voz espectral que parecía surgir del más allá: así se forjó la leyenda.
Discos como "Paranoid"(1970), "Master of Reality"(1971) y "Sabbath Bloody Sabbath"(1973) pusieron a la banda en el trono de un género que aún no tenía nombre, pero que ya tenía un rey indiscutible, que con su carisma había influenciado a millones: Ozzy.
El loco tren: carrera solista y reinvención eterna
Tras ser despedido de Black Sabbath en 1979 por sus excesos (algo que ni él mismo negó jamás), Ozzy renació, y lo hizo con furia. Con su debut "Blizzard of Ozz"(1980), que contenía himnos como Crazy Train y Mr. Crowley, demostró que no necesitaba una banda para brillar. Le bastaba una cruz colgando del cuello y su inconfundible gruñido melódico para conquistar estadios.
Durante los 80 y 90, su figura se volvió omnipresente: discos, giras, escándalos, líneas de hormigas, mordidas a murciélagos y hasta peleas con palomas. Todo era parte del universo Ozzy, donde lo macabro se mezclaba con lo entrañable. Porque, tras esa mirada perdida y ese andar errático, había un tipo que amaba profundamente a su público, a su familia, y a la música. Toda esta combinación expandió su legado no solo a convertirse en el padre del heavy metal, si no que caló profundo en la cultura popular.
Ozzfest: el legado más allá del escenario
Pero si algo consolidó a Ozzy como padrino del metal moderno fue la creación del Ozzfest, el festival que él y Sharon Osbourne lanzaron en 1996. Más que un evento, fue una plataforma vital para cientos de bandas emergentes. Sin Ozzfest, probablemente grupos como Slipknot, System of a Down, Lamb of God o Deftones no habrían tenido la visibilidad global que alcanzaron. El festival unió generaciones, amplificó el metal en tiempos en que las disqueras le daban la espalda, abrió la escena a la televisión a través de MTV (porque si, aunque no lo creas, MTV tenía programación musical) y consagró a Ozzy no solo como artista, sino como curador, mentor y patriarca de una escena que le debe más de lo que se atreve a admitir.
Ya en los inicios de los 2000, Ozzy se reinventó una vez más como estrella de reality con The Osbournes, y mostró al mundo que detrás del ícono del metal había un padre despistado, una esposa implacable y un hogar lleno de caos adorable.
El retiro, las últimas canciones y su despedida
Pero la salud empezó a pasarle la cuenta. Caídas, enfermedades y operaciones… cada año era una batalla, por lo que decidió reunir a la banda que lo cambió todo y despedirse en una gira mundial, antes de que su cuerpo pudiese impedírselo. En 2016, Black Sabbath inició su última gira bajo el nombre The End, cerrando el círculo con una serie de conciertos que repasaron sus clásicos con una puesta en escena apocalíptica y emocional. El 19 de noviembre de ese año, aterrizaron en Santiago para despedirse del público chileno en el Estadio Nacional. Más de 50 mil almas corearon N.I.B., Children of the Grave, War Pigs y Paranoid, momento que quedó grabado a fuego en cada uno de los que asistimos a esa velada infernal. Fue la última vez que Ozzy, Iommi y Butler tocaron juntos en nuestro país. Muchos lo sabían, otros lo negaban. Hoy, entendemos el peso histórico de aquella noche: fue nuestra despedida del hombre que cantaba como si viniera del mismísimo averno.
Pasaron los años y descubrimos que el parkinson había atacado a Ozzy, golpeándolo año a año, pero aún así, siguió grabando, como lo demostró con "Ordinary Man"(2020) y "Patient Number 9"(2022), dos discos confesionales donde el mito se volvió humano.
Finalmente, el pasado 5 de julio del 2025, volvió a Birmingham para cantar con la formación original de Black Sabbath, tras convencer a todos sus miembros de que este era su retiro final, logrando congregar a un line up de ensueño, que reunió nombres como Metallica, Tool, Pantera, Slayer, Guns N' Roses, entre muchos otros, quienes dieron un emotivo show que ahora sabemos fue su despedida, no solo de los escenarios, si no que de este mundo. El 22 de julio, rodeado de su familia, Ozzy Osbourne dejó este mundo, pero no sin antes entregarlo todo.
Un legado escrito en fuego
Ozzy Osbourne fue más que un cantante. Fue un símbolo. De rebelión, de locura, de vulnerabilidad, de resistencia. Su voz definió un género. Su vida inspiró a millones. Y su muerte… su muerte marca el fin de una era, pero también el inicio de la eternidad.
Porque cada vez que suene War Pigs, No More Tears, Children of the Grave, Crazy Train o Mama, I'm Coming Home, Ozzy volverá a la vida, más grande, más ruidoso y más potente que nunca, porque el eco del "príncipe de las tinieblas" resonará a través de la eternidad. Gracias por tanto John Michael "Ozzy" Osbourne, por regalarnos canciones inolvidables e inspirar a tantos que hoy caminan siguiendo tu legado.
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