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7 Seconds: la velocidad positiva del hardcore punk

René Canales28 de julio de 2025


Son contadas con los dedos aquellas bandas que han dejado una marca tan nítida y duradera en la historia del hardcore punk como 7 Seconds. Formados en Reno, Nevada, en 1980, por dos pares de hermanos —los Marvelli (Kevin Seconds y Steve Youth) y los Borghino (Tom Munist y Dim Menace)—, fueron pioneros en dar forma a un sonido y una ética que definieron a una generación. En una escena aún en construcción, 7 Seconds no solo consolidó la identidad del hardcore estadounidense, sino que ayudó a delinear su costado más positivo, político y comprometido.

Desde sus inicios, la banda se destacó por su intensidad y por la claridad de su mensaje. Ya en su primer show, el 2 de marzo de 1980, se autodenominaron “hardcore new wave”, una de las primeras referencias documentadas al término "hardcore". Pero no solo fueron pioneros en etiquetas: su primer EP Skins, Brains and Guts (1982) es considerado un clásico absoluto del género, con la icónica portada de Dim Menace alzando el puño, símbolo de una generación en resistencia.

La publicación de The Crew en 1984 marcó un punto de inflexión. No solo consolidó su sonido —rápido, melódico, con letras directas y conscientes—, sino que se convirtió en una de las piedras fundacionales del movimiento Straight Edge y de lo que más tarde se conocería como Youth Crew. Con este disco, 7 Seconds transmitía un mensaje de comunidad, solidaridad y autoafirmación juvenil, que contrastaba con la oscuridad y el nihilismo que impregnaban otras ramas del punk.

Al año siguiente, lanzaron Walk Together, Rock Together, una especie de manifiesto colectivo donde reforzaban la idea de unión en la escena. Sin embargo, lejos de encasillarse, la banda exploró nuevas formas en los años siguientes. Su disco New Wind (1986) sorprendió por su giro melódico, con influencias del pop punk y el indie rock, anticipando el sonido que dominaría buena parte de los años 90.

Durante la década siguiente, 7 Seconds continuó su evolución musical, coqueteando incluso con sonidos más cercanos al rock alternativo y U2. Pero en 1999 regresaron a sus raíces con el potente Good to Go, reafirmando su identidad hardcore. Su disco Take It Back, Take It On, Take It Over! (2005), editado por SideOneDummy, fue otra muestra de que su energía y su mensaje seguían intactos, a más de dos décadas de su debut.

Más allá de su discografía, el legado de 7 Seconds se extiende a toda una cultura punk que buscó ser más que furia. Fueron parte de innumerables compilados, firmaron con sellos independientes y hasta con majors como Sony, pero nunca abandonaron su ética DIY ni su compromiso con el mensaje. Kevin Seconds, además, se convirtió en una figura clave del folk punk contemporáneo, colaborando con músicos como Matt Skiba (Alkaline Trio) y Mike Scott (Lay It on the Line).

En 2018, la banda anunció su disolución, poniendo fin a casi cuatro décadas de trayectoria. Sin embargo, en 2021, 7 Seconds sorprendió con su reunión para una gira junto a Circle Jerks y Negative Approach, revalidando su importancia intergeneracional. En 2024, anunciaron su participación en el festival This Is Hardcore, compartiendo cartel con leyendas como Black Flag.

En un mundo donde el hardcore a veces se vuelve sinónimo de agresión y rechazo, 7 Seconds demostró que también podía ser una fuerza de positividad, inclusión y esperanza. Su nombre —tomado casi por azar, pero perfectamente simbólico— encapsula lo que fueron: breves, urgentes, pero imposibles de olvidar.

Recuerda que 7 Seconds se presentará en Chile el próximo 8 de agosto en Sala Metrónomo en una jornada relámpago que no puedes dejar pasar. Las entradas se encuentran a la venta a través de sistema Passline. 



 



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