Comeback Kid: La inagotable intensidad de los clásicos


En un mundo donde el vértigo de lo cotidiano nos obliga a correr sin pausa, siempre hay quienes encuentran en la música un refugio y una forma de resistencia. Y dentro de ese amplio espectro de resonancias posibles, pocas formas de expresión musical han capturado mejor el espíritu de la disidencia y la energía transformadora que el hardcore punk. En su mezcla de potencia física y emocional, este género no solo ofrece una descarga de adrenalina: propone también una forma de comunidad, una forma de estar en el mundo que se construye desde el quiebre, desde el grito compartido y desde el cuerpo en movimiento.

Eso fue exactamente lo que se vivió anoche en la Sala Metrónomo, rebautizada por los asistentes como la “Sala Moshódromo”, cuando Comeback Kid aterrizó nuevamente en Santiago para ofrecer una jornada de catarsis colectiva. Pero esta no era una visita cualquiera: el conjunto canadiense llegó con un objetivo preciso y con una promesa clara—revivir su álbum más emblemático, Wake the Dead, en su totalidad, celebrando casi dos décadas de uno de los discos que redefinió los alcances del hardcore melódico a nivel global. Y lo hicieron con una entrega que difícilmente pueda olvidarse.


La noche arrancó con la presentación de Rosewell, banda viñamarina que retomó la ruta de los escenarios este 2025 con un sonido más sólido y abrasivo que nunca. En medio del frío invernal, su post-hardcore afilado y emocional sirvió como antídoto para el letargo de mitad de semana. Con casi 45 minutos de show, repasaron lo más destacado de su carrera, conectando con un público que coreaba cada palabra desde el fondo o se agolpaba al borde del escenario buscando esa intimidad ritual que solo una banda local puede ofrecer. Lejos de ser una banda telonera al uso, Rosewell demostró que sigue siendo una promesa vigente dentro de la escena chilena.

Y luego, el estallido. Las luces se apagan y, entre flashes de cámaras y gritos expectantes, Comeback Kid toma el escenario con el esperado redoble de “False Idols Fall”, desatando una explosión inmediata de pogo, mosh pit y stage dives que no cesarían en el rato siguiente donde la banda se apoderó del local del barrio Bellavista. La banda, encabezada por el siempre enérgico Andrew Neufeld, no dio respiro alguno. Cada tema del clásico Wake the Dead fue ejecutado con precisión quirúrgica pero sin perder la crudeza visceral que los ha hecho célebres tras varios años en las pistas. El disco, que ya de por sí es una carrera contra el tiempo, fue desplegado como una tormenta sin pausas, donde cada corte fue recibido como un himno por una audiencia desatada que convirtió la pista en un campo de batalla físico y emocional.

El público chileno, una vez más, demostró por qué es considerado uno de los más intensos del circuito mundial. No importa cuantas veces Comeback Kid regrese a nuestro país, el fervor no decae ni por un segundo como si siempre se tratara de la primera. Ya sea empujando desde el centro del mosh, surfeando sobre los brazos del público o gritando con el puño en alto al borde del escenario, cada asistente fue parte activa de una ceremonia colectiva que desbordó los límites. A esas alturas, la distancia entre tarima y piso era simbólica: todos estaban en lo mismo, todos estaban ahí para liberar y recordar.


Tras el repaso íntegro de Wake the Dead, la banda no bajó la marcha. Se despacharon varios temas de sus trabajos más recientes, incluyendo “Heavy Steps”, que logró mantener el pulso alto del concierto, y el clásico “All in a Year”, del ya lejano Turn it Around, cerrando el círculo entre pasado y presente con una intensidad que hizo vibrar hasta los cimientos del recinto. La energía no bajó en ningún momento, y más de uno salió con marcas en el cuerpo y una sonrisa de satisfacción grabada en la cara.

Como pocas veces ocurre, fuimos testigos de una gira de aniversario que partió en Sudamérica, liderada por la propia banda, y se sintió como una declaración de principios: la historia del hardcore se escribe también desde estas coordenadas. El show no solo fue impecable en lo técnico y lo interpretativo; fue también un recordatorio de por qué esta música nos sigue movilizando incluso en los momentos más adversos.


Comeback Kid no vino solo a repasar un disco: vino a provocar una reacción, a prender una llama, a recordarnos que en el vértigo también puede haber sentido. Y anoche, sin duda, lo logró.


Setlist

False Idols Fall

My Other Side

The Trouble I Love

Talk Is Cheap

Partners in Crime

Our Distance

Bright Lights Keep Shining

Falling Apart

Losing Patience

Final Goodbye

Wake the Dead

G.M. Vincent and I

Heavy Steps

Absolute

All in a Year

Wake the Dead


Reseña René Canales

Fotos Antonia Bisso

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