Una gélida noche de junio envolvía el centro de Santiago, y frente al Palacio de La Moneda, decenas de fanáticos comenzaban a congregarse con ansiedad y entusiasmo en las inmediaciones del Teatro Coliseo. No se trataba de cualquier concierto: tras años de espera, Yngwie Malmsteen, leyenda viva del metal neoclásico, regresaba a Chile para ofrecer una muestra inapelable de su destreza guitarrística. Un evento que, más que un recital, prometía ser una verdadera clase magistral de técnica y exceso.
Sin necesidad de teloneros ni introducciones, el espectáculo comenzó con rigurosa puntualidad a las 21:00 horas. Desde el primer minuto, Malmsteen se apoderó del escenario como un emperador en su mural de amplificadores Marshall, escoltado por una banda que se mantuvo en segundo plano frente al show protagónico absoluto de su guitarra. “Rising Force” abrió la velada con una descarga de velocidad y precisión quirúrgica que dejó en claro la tónica de la noche: Malmsteen no vino a dialogar con su público, vino a demostrar por qué sigue siendo la figura irrebatible en el panteón del virtuosismo.
Durante las casi dos horas de presentación, el guitarrista sueco interpretó una selección extensa de su repertorio, como “Wolves at the door”, “Fire and Ice” y “Far beyond the sun” alternando composiciones emblemáticas con improvisaciones frenéticas y guiños musicales que cruzaron fronteras estilísticas. Entre sus momentos más memorables, sorprendió al público con una sutil pero poderosa interpretación de la célebre "Badinerie" de Johann Sebastian Bach, seguida de una adaptación cargada de distorsión del “Capricho No. 24” de Niccolò Paganini. Estas incursiones en la música clásica no hicieron más que reforzar su identidad como pionero del neoclásico eléctrico, capaz de reinterpretar siglos de tradición en un lenguaje propio.
Pero el viaje no se limitó al barroco. En uno de los instantes más inesperados y celebrados, Malmsteen ejecutó un breve homenaje a dos de las bandas que marcaron su juventud: una versión instrumental de “Bohemian Rhapsody” de Queen que arrancó aplausos espontáneos y, minutos más tarde, una potente interpretación del riff de “Smoke on the Water” de Deep Purple, que fue recibida como un guiño afectuoso a las raíces del hard rock. Estas breves detenciones dentro del setlist aportaron un aire lúdico a una noche por momentos abrumadora en su intensidad técnica.
La puesta en escena fue tan exuberante como su ejecución: humo constante, luces pulsantes y un Malmsteen teatral, lanzando guitarras al aire, pateando el vacío y lanzando uñetas como si fuera parte del ritual. A pesar del entusiasmo generalizado, algunos asistentes comentaron que el sonido, por momentos excesivamente saturado y a veces acoplado opacó la voz del tecladista Nick Marino y volvió difícil distinguir los matices de los acompañamientos. Sin embargo, estos detalles no impidieron que la audiencia compuesta por músicos, fanáticos de la vieja escuela y curiosos se rindiera ante la intensidad del espectáculo.
Para cerrar la noche y conmemorar sus 40 años del disco “Rising Force”, Malmsteen se despidió con una emotiva versión de “Black Star”, su himno instrumental por excelencia. Sin decir palabra, pero dejando todo sobre el escenario, firmó una clausura épica, cargada de nostalgia, que recordaba por qué su nombre sigue retumbando en cada rincón donde se hable de guitarras con alma y fuego.
La presentación de Yngwie Malmsteen en el Teatro Coliseo fue una demostración rotunda de que el virtuosismo, aunque muchas veces criticado por su frialdad o exceso, puede convertirse en una experiencia casi hipnótica cuando es llevado al extremo. Para algunos, fue una noche demasiado técnica. Para otros, un sueño cumplido. Pero para todos, fue la constatación de que, a sus más de 60 años, el sueco sigue siendo un titán de la guitarra, capaz de incendiar cualquier escenario con el puro poder de sus cuerdas.
Setlist:
Rising Force
Top Down, Foot Down
Soldier
Into Valhalla / Baroque & Roll
Relentless Fury
Like an Angel (For April)
Now Your Ships Are Burned
Wolves at the Door
(Si Vis Pacem) Parabellum
Badinerie (Johann Sebastian Bach cover)
Paganini's 4th / Adagio
Far Beyond the Sun / Bohemian Rhapsody
Seventh Sign
Toccata
Fire and Ice
Evil Eye
Smoke on the Water (Deep Purple cover)
Trilogy (Vengeance)
Guitar Solo (1000 Cuts) / Overture
Blue
Fugue / Guitar Solo
You Don't Remember, I'll Never Forget
Black Star
Escrito por: Vicente Stuardo
Fotos por: Alejandro Soto
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