The Cult, tras seis años del lanzamiento de “Hidden City”, donde sorprendieron por su energía y un sonido limpio, una obra del productor Bob Rock, muy en la línea de lo que hicieron en “Sonic Temple”. Ahora regresan a terrenos más densos y laberínticos, muy ligados a su primera época, a veces nos puede recordar a “Dreamtime” o “Love”, producciones ligadas a una historia más oscura. El álbum fue producido por Tom Dalgety (Pixies, Ghost, Royal Blood).
En este caso, una puesta de sol en Finlandia que iluminó a
Astbury, fue un momento surrealista, casi oculto, que supone el «sol de
medianoche». Cuando Ian Astbury comenzó a escribir este álbum, revisó imágenes
de archivo y encontró un nuevo misticismo en ese momento y lo impregnó en “Under
the Midnight Sun”. En las ocho canciones deja claro que la dupla, Astbury y
Duffy, han estado profundizando en su fuerza esotérica.
Todo lo ocurrido fue pie para empezar a crear una pirámide
de un disco que nos habla de cómo está el mundo, el por qué debemos hacerle
caso a la naturaleza, sus caprichos, todo esto el canto de los pájaros, la
física cuántica y la influencia del escritor William Burroughs y el budismo.
La obra inicia con ‘Mirror’, una buena entrada, por esa
guitarra, el misterio que crea Astbury, van creando una expectativa, que aún no
explota en su cien por ciento. Ese riff desafiante abre paso a ‘A Cut Inside’,
tema que posee rasgos característicos y legendarios de la banda. ‘Vendetta X’
es una pieza interesante, cambia el tercio con una leve base electrónica,
ciertos coros y ese toque que recuerda al post punk.
Aquí hay un buen trabajo en la guitarra de Duffy, ‘Give Me
Mercy’, una canción que se podría convertir en un clásico, y una de las razones
puede ser la fórmula que presenta detrás.
‘Outer Heaven’, uno de los mejores tracks, de corte
místico, clásico, que está inspirada en el sol de medianoche al que hace
referencia el título, posee ese misterio que poco a poco avanza hasta llegar a
deslumbrar en las cuerdas del guitarrista. ‘Knife Through Butterfly Heart’ mira
hacia el interior con una leve influencia oriental, con un Astbury que realiza
una interpretación deslumbrante e inspiradora.
Regresamos a los ochenta con ‘Impermanence’, tiene esa
fórmula clásica, con la sección rítmica, pandero, el coro y esos riffs de
guitarra que acompañan la canción.
El título que le da el nombre al disco tiene un corte de
despedida, con un trasfondo orquestal va incrementando ese perfil misceláneo
del líder. La canción perfectamente podría ser la banda sonora de alguna
película o de alguna escena ligada a una comunión en la naturaleza.
“Under The Midnight Sun” es una obra mística, como si un
chamán o gurú estuviera detrás de todo esto, tiene esa magia y oscuridad que
tanto caracteriza a la banda durante los últimos años. Sin duda es un disco
elegante con tintes históricos.
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