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#LiveReview - Dorso: En el vientre de las legiones subterráneas


  Entre el lanzamiento del nuevo trabajo y las toneladas de historia que contenía el cartel de la jornada en el Club Blondie, sobran los motivos para la convocatoria registrada el viernes recién pasado. Por un lado, "Gore & Roll" apareció oficialmente tras casi un lustro de espera, con resultados satisfactorios para los entrañables Dorso y una fanaticada que se multiplica con el paso del tiempo. Pero cuando notas la presencia de nombres como Pentagram, Atomic Aggressor y Warpath, por nombrar un puñado, la asistencia es más que obligatoria si eres un seguidor a muerte del Metal nacional desde sus albores, allá en medio de la década del '80. Como se anunció en las redes oficiales para su promoción, los protagonistas de aquellas jornadas en el mítico Manuel Plaza y la Sala Lautaro, luego de una buena cantidad de años, compartieron escenario para demostrarle a toda una generación que, por mucho que hablemos de 'Vieja Escuela', los principios del estilo siguen incólumes y haciendo escuela sin importar la tendencia del momento.

  Por razones de fuerza mayor, la fecha originalmente anunciada como 'doble', se redujo a sólo una, con Squad iniciando la maratón de Death y Thrash Metal nacional pasadas las 15 horas. Una agrupación de culto cuyo 'parentezco' con Dorso va más allá de una amistad que ya supera los 30 años y así lo hace saber con clásicos de la talla de "Muerte a los Hippies", a estas alturas un himno transversal contra la hipocresía de la "buena onda". Poco después llega el turno de Vastator, cultores de un Heavy-Speed Metal que hace daño y genera espectáculo a través de su connotado frontman Rob Díaz. A pesar del poquísimo público presente a esas horas, "Inconsciencia Asesina" y "Máxima Entropía" son clásicos probados que no parecen sentir el paso del tiempo, como debe ser.

  En palabras de su cantante y guitarrista fundador Marco Cusato, Warpath te brinda una cátedra de Speed Metal sin trucos ni dobles intenciones. Incluso se dan el lujo de transformar "In War" en un clásico inmediato con su grito de protesta contra el poder militar, como sólo los versados en estas lides saben hacerlo. Por otro lado, Slavery se encargó de aportar con la cuota necesaria de Metal ligado a los sonidos imperantes en la década del '90, desatando la centrífuga humana que ya asomaba a grandes pasos con la banda anterior. Para entonces, el público ya comenzaba a responder con su presencia, y vaya que se notó! A veces en este país somos "un poco" olvidadizos con la historia y el primer gran mosh de la jornada habla tanto de la apropiada respuesta del público como de un estilo que los mismos Slavery han sabido cultivar con resultados sorprendentes para bien.

  La teatralidad con que Massacre extiende su histórica firma, se sobrepone al sonido confuso que impidió, en algunos pasajes, distinguir entre la guitarra y los teclados. Con Yanko Tolic a la cabeza y un repertorio que causa todos estragos posibles en sus directos, resulta un deleite el embrujo ennvolvente de "Terror En el Cielo" y "Altazor", ambos inspirados en la obra del poeta Vicente Huidobro, a quien le rinden homenaje como referente literario en el concepto con que Massacre nos impulsa a abrir los sentidos hacia lo desconocido. Quizás el sonido no fue lo más óptimo que merecían, pero cuando hay que defender, no hay posibilidades de que cedan un centímetro sobre el escenario.

  De los terrenos ligados al Thrash, pasamos a la bestialidad del Death Metal en toda regla, a través de uno de nuestros representantes locales más laureados, sobretodo en la década que se nos va. Y es que de Torturer hay bastante que aprender cuando los mencionamos como ejemplos vigentes, en gran parte gracias a sus recientes lanzamientos discográficos en los últimos lustros. Entre "Oppressed By The Force" (1992) y "Conjuro IV" (2016) hay poco más de dos décadas de diferencia que apenas se nota su sombra, prueba irrefutable de un sello que se mantiene fiel a sus principios de brutalidad sin caer en la autoparodia y dando siempre el paso indicado en el momento indicado. Por supuesto, el 'palo' al actual presidente Sebastián Piñera en "Fucking Bastard" era tan necesario como previsible si tomamos en cuenta la situación social por la que atraviesa Chile desde hace casi 4 meses. Soberbio, aplastante y anticipo idóneo para lo que se vendrá después.

  A poco más de diez años del regreso a las canchas, el presente de Atomic Aggressor habla por sí solo. Tanto el LP debut "Sights Of Suffering" (2014) como el recién editado EP "Invoking The Primal Chaos" (2019) esparcen su poder devastador en vivo, sumiéndonos en un reinado de muerte y sufrimiento que disuelve toda señal de esperanza para la humanidad. El recinto,a  esas horas, registra una asistencia suficiente para que todo se venga abajo desde el arranque y por algo hablamos de un nombre obligatorio para todo amante del Death Metal en su forma más pura, sin transar sus principios de caos y destrucción como lo plasma la música más honesta y demente que puede haber en estos parajes.

  Como invitado especial, Pentagram no podía ser menos y su lugar en la historia del Metal chileno tiene razones de peso que, en vivo, te ponen de rodillas. A estas alturas no hay nada que no se haya dicho y, al mismo tiempo, aparecen sobre el escenario otros argumentos sólidos sobre lo que significa para el Metal chileno en su amanecer. Basta, por ejemplo, con que un clásico olvidado como "Profaner" haga su aparición en el set para derribar los pilares de lo establecido y hundirnos en un infierno que poco y nada difiere de lo que es el mundo real.

   La formación que lidera el eterno Anton Reisenegger, la completan el baterista Juan Pablo Donoso -fundador e integrante histórico de Sadism-, el bajista Juan Francisco Cueto -con quien Anton se conoce desde los tiempos de Criminal, allá a comienzos de los '90- y el guitarrista Gabriel Hidalgo, compañero de Donoso en Sadism y dueño de un currículum que no sabe de etiquetas cuando lo que importa es la calidad artística. De ahí que cortes de la talla de "Death Of Satan", "Evil Incarnate" y "The Malefice" sean ejecutadas con precisión asesina, literalmente, al punto de elevar el nivel del ritual en curso hacia los terrenos que la muerte protege con la ira propia de los guardianes del averno. Demoledor en el directo y culminando la hecatombe con la infaltable "Demoniac Possession". Final de la puta madre para estos 45' minutos de maleficios y posesiones con que el Metal Extremo desde sus orígenes proyecta su hedor de muerte y podredumbre.

  A eso de las 22 horas, llega el turno del anfitrión del sabbath y, tras una intro sacada de alguna película de terror ochentera, la caña speed de "Gore & Roll" permite corroborar instantáneamente en qué parada están estos Dorso circa 2020. Casi pegada, "Era de Bacterión" camina al acecho de su víctima como el más temible de los asesinos seriales. Eso es "Gore & Roll", el album, de entrada y en pleno. Uno sabe a lo que va, pero Dorso tiene algo especial que, después de más de tres décadas en la carretera, sacude la capacidad de asombro una y otra vez. 

   Si el inicio nos sitúa en el presente, "Deadly Pajarraco" y "Nasty Ritual" nos devuelven a sus producciones más recordadas con la anturalidad que te brinda la experiencia y el humor demente con que Dorsalia extiende sus dominios como una pandemia. De inmediato volvemos al presente de la mano de "Poser Apocalipsis" y "Turú el Terrible", generando la calurosa recepción con que encuentran su lugar en un repertorio que barre una y otra vez con los límites que separan lo cuerdo de lo desquiciado. Genialidad pura que sobre el escenario erige un espectáculo de horror y vanguardia que solo la música puede provocar con soltura.

  Si "Panificator" justifica su presencia por sí sola, "Madre de las Tinieblas" parece un regalo procedente de otra dimensión. Una joya del progresivo "Romance" (1991) que para los amantes de ese álbum marca el momento más alto de la presentación. Pera Cuadra liderando la incursión mientras Álvaro Soms y Gamal Eltit ejecutan el ataque guitarrero con un despliegue técnico que prioriza la música y el concepto por sobre cualquier muestra de pirotecnia individual, completando la alineación Fran Muñoz, un baterista que puede transitar del Death Metal implacable a un groove más Hard Rock, con una fluidez que no sabe de competencias.

  "El Espanto Surge de la Tumba", dos cucharadas y a la papa, vacile garantizado -con más de un cuerpo flotando en el mar de zombie-thrashers y explosiones de cerveza a chorros- y echando fuego sin que nada ni nadie pueda impedirlo. La siguiente "Legiones Subterraneas", en tanto, culmina la pasada por "Gore & Roll" sin discusión que valga e impone su propia autoridad como si fuera un clásico de toda la vida. Y para el cierre del ritual de la "Vieja Escuela", una dupla de terror, en el sentido literal de la frase: "Terror Carnaza" y "Vuela en Tu Dragon", esta última rescatada del "Bajo la Luna Cámbrica" (1989) después de bastante rato. 

 Cierre de oro para la la celebración por el nacimiento del nuevo hijo. Uno que, por supuesto, fue concebido en el vientre de las legiones subterráneas de un género que, al menos en este país, se las ha ingeniado para sortear todo tipo de peligros y obstáculos. "El Metal es más importante que cualquier otra hueá!", proclama el Pera al final del show, con todo el sudor y la autoridad propia de los referentes. Nada más.

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Escrito por: Claudio Miranda

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