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#LiveReview: Ciclos Proyecto Engendro "La chispa necesaria"


Contadas son las ocasiones en las que, dentro de un universo donde abunda todo tipo de iniciativas, solo unas pocas llegan a materializarse y de manera efectiva, tanto por la calidad del producto como por la convocatoria generada. En el Metal, a nivel local, ocurre algo similar cuando se trata de promover una escena que, históricamente, ha sabido moverse por sí misma, sin ayuda de los medios masivos pero con un trabajo en difusión que da cuenta de cómo las buenas ideas no solo se hacen realidad sino también forjan su propio camino en base a trabajo duro y profesionalismo, elementos fundamentales en el desarrollo de un género cuya escena, pese a las eternas dificultades, ha cosechado logros que incluso se han hecho sentir más allá de nuestras fronteras. Tanto en Latinoamérica como en Europa.

  Precisamente una de esas iniciativas que ha empezado a dar que hablar por méritos propios ha sido el proyecto 'Ciclos Engendro', organizada y liderada por el destacado comunicador Francisco 'Engendro' González (rostro y conductor del programa Taberna Metal -junto a nuestro querido y eterno 'Pera' Cuadra- y hombre curtido en mil batallas por el producto nacional). Precisamente esta iniciativa, mediante una efectiva campaña de difusión a través de los medios especializados y sus redes respectivas, derivó en la alta asistencia con que se repletó el ya mítico Bar Oxido la noche del sábado 30 de Julio. No solo hablamos de una apertura en grande: pudimos apreciar el vigoroso estado de salud en que se encuentra nuestra escena, gracias a cuatro agrupaciones, tanto emergentes como algunas con más de una década en la carretera hacia el infierno.


   Los fuegos se iniciaron pasadas las 22 horas de la mano de Metal Command, un trío originario de Valparaíso, cuyos integrantes no superan en promedio la mayoría de edad. Aquello resulta sorprendente y grato si consideramos que con su EP "No me Detendrán" nos daba la impresión de que aquel sonido solamente se consigue con el paso de los años y las experiencias. Craso error: media hora sobre el escenario bastó para demostrar que, más allá de la imagen juvenil, lo que importó fue la actitud y la calidad de un producto que poco y nada tiene que envidiar a otras agrupaciones con mayor recorrido. Llega a dar gusto el cómo Javier Ibañez (voz, guitarra) dicta cátedra sobre el escenario mediante un desempeño vocal abrumador, así como un dominio de las seis cuerdas que incluso da cuenta de una originalidad que traspasa todo tipo de convencionalismos dentro del Metal Extremo. No por nada son apadrinados por leyendas nacionales como Torturer, y eso lo dice todo y más. Impecable y demoledora presentación de un combo destinado a ampliar su efecto devastador en un futuro más cercano de lo que creemos.


   Luego llegaría el turno de Letargo, combo originario de Buín, cuya propuesta desde hace más de una década es un claro homenaje al Death Metal europeo (At The Gates, Witchery, Carcass, los Arch Enemy de fines de los '90) manteniendo algo fundamental como la identidad. Desde el atronador comienzo con 'Inminente Genocidio', el quinteto no se guarda nada. Todo lo contrario: comandados por Fernando Caruz, un frontman cuyo desempeño sobre el escenario llega a ser intimidante, Letargo hace sentir una cualidad apreciada como lo es el fusionar cada componente en una masa de energía destructora inexpugnable. 'Origen Real', 'Ten MIllion Lies' y 'Juegos Violentos' cobran, en vivo, un efecto tan devastador como envolvente, potenciado en gran parte por una puesta en escena en que el propio Fernando Caruz da cuenta de sus virtudes como uno de los mejores frontman nacionales en la actualidad. Respecto al desempeño instrumental, la maquinaria compuesta por Cristian Bustamante y Ángel Alvarado (guitarras), Patrikcs Alvarado (bajo) y Mauricio Basso (batería) no solo cumple su tarea de manera prolija y eficiente. También da cuenta de una creatividad y fuerza que son transmitidas hacia el público, al punto de generar una recepción tan positiva como espontánea (hablar de 'headbanging' es poco ante una puesta escénica soberbia). Honesto, crudo y natural. Lo mejor de una pesadilla sangrienta sobre el escenario, como debe ser el Metal.


   Para una banda como Projector, el Metal es una combinación de introspección, calidad y, sobretodo, pasión. Apenas retumban los primeros acordes de 'Killing the True', el combo comandado por su guitarrista y compositor principal, Rodrigo Bocaz, no se guarda nada y saca a relucir aquellos elementos que lo han erigido como una de las agrupaciones extremas más icónicas de una escena que se refresca de manera continua sin renegar jamás de sus principios, como dejaron claro desde el día que su LP "Between The Nature & Ego" (2015) vio la luz. De aquel magnánimo trabajo, cortes como 'Perfect Imperfection', 'Summoning Them', 'Li(f)e' y el track que le da título a su opera prima se hacen sentir como un huracán, en gran parte gracias al desempeño de la recién ingresada Viviana Carrizo, cuya puesta escénica define de manera fiel el alcance devastador logrado tanto en estudio como en vivo y en directo. Mención aparte para la sociedad rítmica conformada por Ivón Sepúlveda (bajo) y Esteban Ponce (batería), funcionando con precisión milimétrica y manteniendo vivas las llamas provenientes del inframundo, mientras los dibujos retorcidos que Rodrigo Bocaz (organizador del evento junto a Francisco 'Engendro' González) realiza en sus solos cobran vida para sembrar el terror, pero siempre con un feeling que lo hace uno de los mejores exponentes del Metal Extremo nacional en las seis cuerdas. Un momento a destacar es la aparición sobre el escenario de un agradecido Engendro ante la ovación de un recinto ya atiborrado (pocas veces ocurre algo así a nivel local). Fiel reflejo de una presentación soberbia y una noche cuyo broche de oro sería pulido desde el mismo averno.


    Y precisamente del mismo infierno y, como bramaría el mismísimo Cristian Gallegos de manera iracunda y enérgica, Necrodemon llegaría para finalizar la primera jornada con todo el poder destructor del Death Metal más blasfemo de la tierra, para combatir la dictadura del cristianismo como lo han hecho por más de dos décadas. Desde el comienzo con 'The Return', el quinteto originario de Arica puede jactarse (y con bastante razón) de ser uno de los mejores actos en vivo locales gracias a una presentación que recrea de manera monstruosa el más grande de los cataclismos sobre el orbe, como se puede apreciar en cortes como 'The Nameless City' y 'Regions of the Non Divine', mientras que en pasajes repletos de blasfemia directa como 'Plague Of Christ', 'Satanized' y la más antigua pero también ocultista 'The Lost Kind Of Magic' mantienen flameando en lo alto la bandera de guerra contra las huestes cristianas que parecen dominar el mundo. Cristian Gallegos no solo es un cantante, también nos advierte claramente sobre su tarea como mensajero de las divinidades que en cualquier momento vendrán a exterminar la raza humana en su totalidad, mientras que la dupla conformada por Ignacio Espíndola y Ricardo Gallegos en las seis cuerdas  se encargan de hacer que arda todo mediante cada riff y nota ejecutada de manera letal. Una hora fue suficiente para que la mortandad hiciera de las suyas sin dejar ningún rastro de vida.

     En resumen, la primera jornada de los Ciclos Engendro nos ha dejado en claro que esta es una oportunidad de oro para no solo renovar nuestra escena, sino también incentivar tanto a las agrupaciones que desean ofrecer sus propuestas  de manera honesta y con profesionalismo, así como abrir los ojos tanto de quienes permanecen atentos a las novedades que salen con fuerza durante estos días, tanto emergentes como los consagrados que buscan mantenerse vigentes, todo gracias a las herramientas tecnológicas que han podido hacer más accesible la difusión de un género que no sabe de 'fechas de vencimiento' ni en sus peores días. Por ahora, solo queda esperar la segunda fecha, y las que no tardarán en llegar. Metal nacional hay para, al menos, dos o tres eternidades.

Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino

   

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