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#Especial: Accept, El resurgimiento del terror teutónico


Todo amante del Heavy Metal en su estado más puro debe conocer la existencia de Accept. desde los años '80 en adelante, el combo alemán comandado por el eterno Wolf Hoffmann ha mantenido en alto la bandera de los 'Hijos del Acero' durante tres décadas aproximadamente, asegurando su sitio como referente a nivel europeo y mundial junto a otras luminarias como Judas Priest, Iron Maiden y los extintos Mercyful Fate. A solo horas de su tercera visita a suelo nacional, la agrupación formada en Solingen, luego de su regreso a las canchas en 2010, cuenta con tres demoledores y frescos trabajos en estudio que, contra todo pronóstico, los tienen nuevamente liderando la Primera División del Heavy Metal en el orbe. Incluso, pese a la entrañable ausencia de su voz más emblemática, no hay nada que cuestione un presente que, hasta hace una década, parecía solo un sueño utópico tanto para los seguidores de sus años dorados como para las generaciones recientes que debían conformarse con el legado plasmado en sus álbumes (en mi caso, aun recuerdo el martillazo en el cráneo gracias a riff inicial de 'Balls To The Wall' apenas presioné play en mi walkman Sony...cómo pasa el tiempo!).


Hasta mediados de los '80, Accept lideraba las grandes ligas del Heavy Metal a nivel continental y mundial junto a las bandas provenientes de las Islas Británicas. Trabajos como "Restless And Wild", el super-ventas "Balls To The Wall" y el más radial "Metal Heart" (producido por Dieter Dierks, responsable del éxito masivo obtenido por Scorpions durante la década) fueron suficientes para hacer valer la reputación tanto de la banda como de un género que, en Alemania, competía fieramente con sus pares británicos respecto a la pureza de su propuesta (Grave Digger, Running Wild, Helloween... todos ejemplos de la bestialidad primaria surgida en tierras teutonas). De paso, el single 'Balls To The Wall' le valió a Accept ponerse merecidamente a la altura de sus compatriotas de Scorpions por un instante. La maquinaria alemana parecía indestructible, compitiendo de igual a igual con el éxito del que gozaban los mismos Priest y Maiden.

Sin embargo, todo cambiaría a partir de 1986, luego del lanzamiento y promoción de "Russian Roulette", un trabajo sobresaliente que poco y nada tiene que envidiar a sus predecesores, pero que , lamentablemente, no obtuvo el éxito esperado en EE.UU. El álbum mostraba rasgos notorios de orientación hacia el mercado americano, lo que para Udo Dirkschneider (el pequeño gigante del timbre inconfundible) resulta algo molesto dada la dirección tomada por la banda. El pequeño cantante decide seguir su propio camino y forma su propia banda llamada U.D.O., editando, al año siguiente, el álbum "Animal House" (la música fue compuesta por los mismos integrantes de su banda-madre). La banda, luego de un receso de 2 años, se reforma y encuentra reemplazante para Udo en la persona del estadounidense David Reece, con quien editan en 1989 el olvidable "Eat The Heat", trabajo que equivale a un fracaso estrepitoso al tratar de emular el sonido de Motley Crüe y Bon Jovi. Tanto las ventas como la gira promocional resultan en un fracaso de proporciones, por lo que la banda, desgraciadamente, nuevamente toma el camino de la separación.


A principios de los '90, sale al mercado "Staying a Life", documento que registra un concierto de Accept en Japon en 1985, en la cúspide del éxito masivo. Al mismo tiempo, la banda se reforma con su formación clásica: Udo Dirkschneider, Wolf Hoffmann, Peter Baltes (bajo) y Stefan Kaufmann (batería). La banda se reagrupa esta vez como cuarteto y edita tres trabajos considerados auténticos tesoros para los fans: "Objection Overruled" (1993), "Death Row" (1994) y "Predator" (1996). En todos estos trabajos la banda adapta en parte su sonido a las tendencias reinantes en la década, destacando especialmente la aparición de solo una guitarra como elemento característico en el sonido noventero de los alemanes. "Predator" merecidamente es rotulado como el punto más bajo en la carrera de los alemanes, pues, si bien ninguno de sus trabajos editados en esos años se podía equiparar a lo hecho en el pasado, sería esta última placa con la que los fans terminaran decepcionados ante un trabajo flojo, realizado casi por inercia, tratando de adaptarse a la moda de turno. Tanto para Udo Dirkschneider como para el resto de la banda, esto significa el final definitivo de Accept. Clara señal de cuán nefasta fue la década de los '90 para el Heavy Metal (Iron Maiden estaba por los tumbos con Blaze y otras viejas glorias como Judas Priest (sin Rob Halford) y Saxon nunca lograron reeditar sus mejores años a nivel de ventas).


El nuevo milenio empezaba de manera auspiciosa para las viejas glorias Heavy Metal de antaño. Bruce Dickinson regresaba a Iron Maiden para revivir los mejores tiempos en proporciones colosales. Rob Halford, luego de más de 10 años, regresaba en 2004 a Judas Priest, reviviendo la leyenda del Heavy Metal forjado en 'Acero Británico'. El Heavy Metal volvía a reinar en gloria y majestad, aunque la duda aún apuntaba hacia territorio germano. Mientras Helloween se consagraba como referente indiscutido y Scorpions se jactaba de su condición como banda de estadios llenos, Accept reunía a su formación dorada para una serie de festivales europeos, resultando en exitosos shows, con un set dedicado exclusivamente a los fans del material clásico, cuando golpearon fuerte un terreno poblado, en su mayoría, por sus pares ingleses. Para los fans iniciados y las nuevas generaciones, parecía un sueño hecho realidad: la leyenda alemana regresaba en gloria y majestad sobre los escenarios para pisar fuerte como un par de décadas antes. Sin embargo, las diferencias entre el 'pequeño gigante' y el resto de la banda (en especial con Wolf Hoffmann, el líder de la pandilla)no han cicatrizado. Todo lo contrario: Udo Dirkschneider decide dar, definitivamente, un paso al costado luego de una serie de hechos y declaraciones desafortunadas que terminarán por disolver las ilusiones de los fans. Lo que parecía un sueño hecho realidad no paso de un par de destellos. El futuro de Accept nunca fue tan incierto.


El año 2010, contra todo lo que se esperaba, auguraba el inicio de una nueva etapa, o más bien, un nuevo comienzo. Wolf Hoffmann, junto a Peter Baltes, el retornado guitarrista Herman Frank y el baterista Stefan Schwarzmann (con pasos exitosos por U.D.O., Running Wild y Krokus) se reúnen para componer nuevo material. Al equipo se integra una cara nueva: el cantante americano Mark Tornillo (ex-TT Quick), cuyo registro vocal poco y nada tenía que envidiar al 'pequeño gigante teutón' (quien, para entonces, manifestaba a los cuatro vientos que no quería saber nada respecto a su ex-banda). Para sorpresa de todos (incluso para los escépticos que dudaban del futuro sin el emblemático cantante), a mediados de ese año saldría a la venta "Blood Of The Nations", primera placa en estudio luego de casi 15 años. Un álbum cuyo material, gracias a la labor del prestigioso productor Andy Sneap en la mesa de control, daba señal de nuevos bríos para los reformados veteranos. La banda rejuveneció al punto de que canciones como el single 'Teutonic Terror' (Declaración de Principios por donde se le mire) obtuvo un éxito comparable al de 'Balls To The Wall' en los '80. "Blood Of The Nations" arrasó en las listas de ventas, la crítica especializada se rindió completamente ante la placa, cuyo material era el reflejo de una agrupación que regresaba hambrienta y furiosa. Más que una resurrección, "Blood Of The Nations" era una referencia a la venganza del quinteto alemán luego de un período destinado a vivir del pasado glorioso. Todo aquello pudimos reflejar quienes asistimos al histórico debut en suelo nacional en Mayo de 2011 en el Club Cadillac (actual Kmasu), en un show que, a pesar de lo accidentado, dio cuenta del retorno a las Primera División, esta vez con objetivos mucho más concretos que un simple revival. Y eso fue lo que se pudo notar en placas posteriores como "Stalingrad" (2012) y "Blind Rage" (2014), este último un trabajo que replicaba de manera consistente la propuesta melódica del excelso "Metal Heart". Durante ese período, Accept nuevamente pisa suelo chileno, esta vez en un Teatro Caupolicán repleto (25 de Marzo de 2013), en un show que quedará inmortalizado en el DVD que saldría a la venta junto al mencionado "Blind Rage" al año siguiente. 


Escrito por: Claudio Miranda


Coordenadas:
Accept + Barón Rojo
Fecha: 21 de noviembre
Hora: 20:00 horas
Lugar: Teatro Cariola  / San Diego 246
Precios:
Segunda Preventa: $28.000
                     Precio normal: $30.000                       
Palco: $40.000


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