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#LiveReview: "Es la esencia de Bauda: se oye, se siente, a continuación viajas y después cierras los ojos para emocionarte"

En una noche fría de julio, en un espacio íntimo y con la puntualidad que conocemos de esta banda se da comienzo con el show que promete llenarnos los sentidos de magia y viaje.  Días antes pudimos acceder a una pequeña conversación con Cesar Márquez, mentor del proyecto y ahora un miembro más de la banda quien nos explicó de donde aparece la inquietud de tocar este maravilloso disco por completo, en un show con sala totalmente llena ¡Un sold out rotundo!

-Mas que todo para cerrar un ciclo con Bauda, han pasado varios años y de ser un proyecto solista pasó a concretarse en una banda, "Oniirica" lo grabé en su totalidad salvo las baterías y creo que es un buen momento para mostrar lo que somos ahora como agrupación. El show estuvo sold out y nos dejó una linda sensación,  no lo esperábamos claramente, creo que en Chile se pueden hacer cosas bien, con trabajo y dedicación y eso la gente lo premia, creo que esto fue un premio a la constancia y al trabajo en silencio durante estos años, sólo queda agradecer de corazón a las personas que tienen un afecto especial con nuestra propuesta.

Y han sabido demostrarlo sabiamente.  Como banda cuentan con un fiato único y una entrega full con el publico, cada tema es una conversación sincronizada entre los músicos (Juan Díaz en el bajo, Nicolás Recabarren en la batería, Edgardo González en los teclados y Cesar Márquez en la voz y guitarras). Perfección, no solo en la puesta en escena (visual y sonora) sino que en el trabajo honesto y riguroso que se ve en el escenario, aunque César es mas cauto al hablar de alguna evolución de la banda:

“Para ser sincero la veo de la misma forma que la he visto desde que comencé, quizás el público lo nota distinto, es cierto que hay cambios de estilos, composición, etc.… pero la esencia es la misma… sigo teniendo las mismas inquietudes que cuando comencé el proyecto, sólo cambia la forma de enfoque.”

Ya estando en la sala, vemos como las luces se apagan y dan paso a "ONIIRICA". Casi 50 minutos en los cuales las aves brujas de la música nos llevaron a los sonidos íntegros del disco, melodía tras otra  se sintió la brisa del mar cubriendo la piel, los instrumentos gritaban el frío del sur en un viaje musical que abre los sentidos.  Es la esencia de Bauda: se oye, se siente, a continuación viajas y después cierras los ojos para emocionarte.

Insomna pt.1 se abre sobre el espacio en un lento ensueño, un viaje tenue y cálido en el cual vemos aplicar la creatividad en función de la música y de pronto un ventilador de mano te ofrece altitudes sonoras de fantasía.  Oniirica es quien irrumpe en este traslado lento y suave, un teclado melancólico y triste llora a lo lejos detrás de un vidrio húmedo, mientras que la sutil guitarra acústica de Andrés Riobó (uno de los músicos invitados) entregaba el trino de los pájaros en cada cuerda que sonaba cual despertar luego de la lluvia, se abre el cielo y rayos de sol aparecen de la guitarra eléctrica.  Nuevamente el sur, en su clima desatado.

Y cual golpe seco cae Trastornos, el primer gran peak de la noche que fue un seco despertar; una batería dinámica, exacta y nutrida de Nicolás Recabarren inyectó adrenalina en la sangre a mil por hora (a mi juicio un gran baterista con un futuro mas que prominente) Fueron 14 minutos increíble de cautivación total del público, algo que no cualquiera puede hacer.   Mención aparte el músico invitado, Gerardo Álvarez quien tocó una muy oportuna flauta traversa que se trenzó de bella forma a este tema armando un telar harmonioso de increíble factura que se agradeció con una tormenta de aplausos del público.  Luego apareció Púrpura que brinda un constante ir y venir emocional que pasa de una aparente calma a un bramar impetuoso del cual se aprovecha Insomna pt 2 que cierra la primera parte, un ciclo de la vida de Bauda.  Trabajo que se retoma recordando fantasmas y mirando el pasado ya con otra visión.  Así lo recordó César:

“Personalmente es bien intenso, ya que el proceso de grabación de Oniirica fue un momento especial en mi vida, tuve muchas estados complejos que no vale la pena mencionar acá, por ende es reencontrarme con algunos episodios al tocar algunos temas como también algunos pasajes de ellos,  ya con “Euphoria” hay un cambio en la composición y en la forma de enfrentarse a un disco y el nuevo álbum… bueno ya lo podrán ver”

Vuelta al escenario, con el ya clásico comenzar de Intro/Humanimals que te toma y no te deja.  Alocado, constante y etéreo que se contrasta con las imágenes de la brutal caza de animales marinos.  Luego se vino la primera gran sorpresa de la noche: El primer adelanto del nuevo disco que Rene Rutten (The Gathering) produjo y que esperamos que prontamente esté en nuestras manos, un sonido muy fuerte y con un énfasis en un bajo irrumpidor, un desacato al orden impecable al cual Bauda nos tenía acostumbrados.   Le sigue al paso The Great Escape, Oceanía y Silhouettes que fue otro de los grandes peak de la segunda parte del show, con una energía que puede despertar a cualquier muerto un día lunes en la mañana.  En un relajo nos anuncian la segunda sorpresa de esta parte del show, un segundo adelanto del nuevo disco: un tema en el cual los 4 integrantes bombean un torrente rápido y fluido con un leve gusto a punk y rebeldía, un frescor nuevo que se agradece  el cual solo nos hace esperar con mas ansias la llegada del nuevo disco.  Mi pregunta es ¿Se nota un cambio por la pasada de Rutten en Bauda? Probablemente se oye un intento de querer tomar la cabeza de la banda y sacudirla hasta dejarla desgreñada, de aflojar el cuello de la camisa y revelarse a una nueva manera de hacer las cosas, quizás un poco de desorden en Bauda no sería malo… pero no juzgaremos nada hasta que, con disco en mano, lo escuchemos por completo así como nos dijo César “¡¡las cosas se muestran cuando están listas!!”  Luego el cierre majestuoso de Ascensión, con un final donde Juan y Edgardo se suman a la percusión de Nicolás dando un final apoteósico de aquellos.


Una noche que sin duda la banda recordará ya que, como pájaros, volaron tan alto como pudieron arriesgando todo sin perder nada.  Y como hombres y músicos interpretaron como si no hubiese mañana,  ese día se entregó más que ayer pero sin duda menos de lo que viene mañana.  Muchísimas gracias por esa noche. 

Por Alejandra P. Quiroga