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HARAKIRI FOR THE SKY y Mære: La catarsis del caos

René Canales10 de noviembre de 2025


“Mære” es un disco catártico. Llega tres años después del aclamado Arson (2018), y desde sus primeros compases se percibe como un viaje emocional sin atajos: puede acogerte con calidez, hacerte sentir en casa dentro del caos… o arrastrarte hacia un túnel espeso y melancólico del que cuesta volver. Pero antes de adentrarnos en sus profundidades, vale situarse un poco.

HARAKIRI FOR THE SKY nace en Austria en 2011 como el proyecto conjunto de Matthias “MS” Sollak (guitarra y bajo) y Michael “JJ” V. Wahntraum (voz). Desde sus inicios, el dúo cultivó un estilo híbrido entre el Black Metal y el Post-Rock, donde la violencia y la contemplación conviven con naturalidad. Para Mære, contaron con Kerim “Krimh” Lechner (DECAPITATED, SEPTICFLESH) como baterista de sesión, lo que aportó un pulso más sólido y técnico al conjunto. El arte visual del álbum, obra de Meike “Maquenda” Hakaard, dialoga con esa tensión entre lo salvaje y lo sublime, fiel a su visión del arte como una exploración de lo extraño, lo maravilloso y lo visceral.

Escuchar Mære es enfrentarse a un disco que exige tiempo y disposición. No se deja digerir a la primera. Es un trabajo que pide ser escuchado sin apuro, en calma, casi como un ritual introspectivo. Las letras giran en torno a las relaciones humanas, la nostalgia, las pérdidas y los laberintos mentales; temas que pueden resultar abrumadores si uno no está en su mejor momento. Pero también pueden ser profundamente liberadores. Lo más notable en comparación con Arson es la madurez compositiva: Mære está lleno de momentos memorables, sostenidos por una producción casi impecable, con un sonido limpio, equilibrado y una fluidez que hace que los temas respiren. Sin embargo, al igual que la figura mitológica que da nombre al álbum —una criatura nocturna que oprime el pecho de los durmientes y les provoca angustia—, la experiencia puede sentirse sofocante, casi como una parálisis emocional.

El álbum reúne diez composiciones extensas (en promedio, más de siete minutos) y no estuvo exento de controversias: inicialmente incluía una colaboración con la vocalista francesa Audrey Sylvain, conocida por sus posturas de extrema derecha, lo que generó rechazo entre los seguidores. Finalmente, la banda optó por eliminar su participación, retrasando el lanzamiento y despejando cualquier sombra sobre el proyecto.

Entre los momentos más destacados, el cierre con “Song to Say Goodbye”, versión del clásico de PLACEBO, ofrece una lectura totalmente distinta: más áspera, introspectiva y emocionalmente devastadora. Un cierre brillante. En contraste, “Silver Needle // Golden Dawn”, con la participación de GAEREA, pasa algo desapercibido; una colaboración que prometía más de lo que finalmente entrega.

En cambio, “I’m All About the Dusk” representa el espíritu de HARAKIRI FOR THE SKY en su máxima expresión: guitarras melódicas que ascienden lentamente, un torrente rítmico implacable y una sensación de catarsis en cada minuto. La batería de Krimh brilla especialmente aquí, dándole al tema una musculatura que eleva el conjunto.

Y si hay una joya en medio de la oscuridad, esa es “Time Is a Ghost”. Ocho minutos y medio que se sienten como un suspiro: una pieza donde las atmósferas, los contrastes y las melodías se entrelazan con una naturalidad hipnótica. Es el tipo de canción que resume la esencia de Mære: intensidad, vulnerabilidad y belleza en equilibrio inestable.

En definitiva, Mære es un álbum monumental, denso y profundamente humano. HARAKIRI FOR THE SKY logra aquí una obra que se siente como una purga emocional, un viaje entre la desesperanza y la redención. Es un disco que no se escucha, se atraviesa.

Recuerda que Harakiri for the Sky se presentará el próximo 12 de noviembre en Sala RBX en un retorno imperdible. Entradas a través de Passline.





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