.jpg)
La banda escocesa de power metal interdimensional debutó en nuestro país en el Teatro Cariola.
Cuando hablamos de power metal, probablemente pensemos en batallas medievales contra dragones, solos virtuosos y una estructura melódica épica. Casi sacado de un libro de fantasía, nos remite a grandes bandas como Rhapsody o Blind Guardian.
Pero hay un grupo que construye una narrativa similar, aunque basada especialmente en el humor —un humor absurdo— ambientado igualmente en un relato medieval épico, pero en el espacio: el Reino de Fife, una Escocia intergaláctica. Eso es Gloryhammer.
Pese a que puede haber gente que encuentre su propuesta algo ñoña, en algo debemos estar de acuerdo: los escoceses saben cómo festejar, y de eso trata el power metal. Es un subidón anímico donde lo importante es saltar, cantar y levantar el puño como si empuñaras una espada —o en este caso, un martillo—, todos unidos como una hermandad.
Sin más preámbulo, te contamos en Resistance como se vivió el debut de Gloryhammer en Chile.
Dolezall
A propósito de propuestas medievales —en este caso, clásicas— los nacionales Dolezall abrieron los fuegos de la jornada. Acompañados de unos pendones tenebrosos que incluían una casa embrujada y un gato negro, comenzaron su presentación con The Oaken Shields.
El vocalista, Felipe del Valle, se lució de principio a fin. Partió con un casco de caballero cruzado para luego usar una capa de vampiro, señalando que “no hay nada mejor que mancharse de sangre”, acompañado de tremendos agudos y notas sostenidas.
.jpg)
No obstante, por momentos el ecualizador opacó un poco el sonido, algo notorio en la amplificación de la batería y la guitarra. Aun así, Dolezall supo animar a los primeros fanáticos durante sus 25 minutos.
Steelrage
Continuando con la previa, fue el turno de la banda chilena de power metal Steelrage. Con un sonido melódico y toques de happy metal, ofrecieron una presentación potente, tal como lo han hecho en otros escenarios donde han teloneado a grandes del género como Fabio Lione.
.jpg)
Los nacionales demostraron solidez, bien recibida por los asistentes, con un repertorio que combinó temas como My Dark Passenger y We’ll Never Give Up, calentando la antesala del plato principal, a media hora del esperado encuentro con la gloria del martillo.
Gloryhammer
De manera puntual, con la presencia de la figura de Tom Jones en cartón y Delilah de fondo, comenzaba —entre muchas comillas— el show de Gloryhammer. La propuesta humorística se hizo notar desde el inicio: el cartón de Tom Jones estuvo a punto de caer al público, causando múltiples risas antes de que los guerreros del Reino de Fife arribaran al escenario, comandados por Angus McFife (Sozos Michael). Todo esto sin la presencia de Zargothrax (Christopher Bowes) en los teclados, quien solo participa en las grabaciones.
Con The Land of Unicorns comenzó oficialmente el espectáculo intergaláctico, levantando la adrenalina e iniciando un mosh que se mantuvo de principio a fin, pese a que, lamentablemente, el recinto se llenó apenas a la mitad.
.jpg)
Sin embargo, eso no impidió que la denominada Hootsforce entonara ferozmente cada coro. Ciertos personajes del público ayudaron a encender el ambiente: algunos llegaron vestidos de unicornio, otros con faldas escocesas, y uno en particular se mantuvo en el centro del circle pit con un martillo casero que se robó todos los elogios mientras sonaban temas como He Has Returned y Fly Away.
La puesta en escena, los trajes de los integrantes y un sonido a la altura de la esencia del power metal provocaron los primeros “HOOTS! HOOTS!” del público.
Gloryhammer, además, reforzó su narrativa intergaláctica no solo repasando sus distintos álbumes, sino también mediante interacciones teatrales en el escenario. Durante Gloryhammer, vimos a Angus McFife enfrentarse a un goblin —en calzoncillos— que había robado el martillo, para luego ser derrotado y desatando la ovación de la fanaticada.
.jpg)
El resto de la banda también se sumó a esta teatralidad. En ocasiones, James Cartwright —bajista, alias Barbarian Warrior y Hootsman— tomó protagonismo para dar paso a Wasteland Warrior Hoots Patrol, tema que da nombre a la gira sudamericana, mientras se bajaba un brebaje fuera de esta galaxia (probablemente una piscola).
Quizás los puntos más altos de la noche fueron dos de sus mayores éxitos: Universe on Fire y Hootsforce, que desataron la euforia total de los cientos de fans que lo dieron todo en poco más de una hora y quince minutos. Unidos por la pasión del power metal, apañaron en una moshpit que no paró de crecer, culminando con The Unicorn Invasion of Dundee, un verdadero viaje por el Reino de Fife que transformó al Cariola —y a la calle San Diego— en un videojuego o un relato sacado de una película de ciencia ficción.
.jpg)
Puede que el estilo de Gloryhammer sea catalogado como “ñoño” o “nerd”, pero eso no impide unirse al llamado de la Hootsforce y escapar un rato de la realidad que a veces nos consume. Nos permite disfrutar la fantasía, la magia de imaginar mundos que no existen, pero que pueden ser narrados a través de la música y el arte, como lo hacen los escoceses.
Honestamente, la carisma de la banda contagiaba de una manera especial, entregando —literalmente— una dosis de serotonina galáctica. Se apreciaban fácilmente los rostros felices de quienes veían por primera vez a este puñado de escoceses. Y sí, es un power metal feliz y enérgico, un show completo y entretenido, que habría sido maravilloso ver con el recinto lleno, pero que, sin duda, no será la última ocasión para disfrutar a los defensores del Reino de Fife en tierras chilenas. Gloryhammer estuvo a la altura de un espectáculo de primer nivel dentro del género.
Setlist Gloryhammer
The Land of Unicorns
He Has Returned
Fly Away
Angus Mcfife
Questlords of Inverness, Ride to the Galactic Fortress!
Wasteland Warrior Hoots Patrol
Gloryhammer
Fife Eternal
Masters of the Galaxy
On a Quest for Aberdeen
The Siege of Dunkeld (In Hoots We Trust)
Keeper of the Celestial Flame of Abernethy
Universe on Fire
Hootsforce
The Unicorn Invasion of Dundee
Escrito por: Javier Pardo Sepúlveda
Fotografías por: Mauricio Villarroel
Publicar un comentario