Avantasia en Chile: una ópera que cura el alma


Por cerca de dos horas y media, Tobias Sammet y compañía se reencontraron con el público chileno en un espectáculo de primer nivel, repasando clásicos y gran parte de su último disco, Here Be Dragons.

¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que nos atrae tanto de la música? Sin intención de caer en explicaciones científicas, el ser humano necesita estímulos que despierten emociones. Cuando escuchamos una canción solemos sentirnos felices, reír, emocionarnos y, a veces, dejarnos envolver por la tristeza.

Quizás suena evidente lo que te estoy diciendo, pero para muchos esto se convierte en una forma de terapia: esa sensación de liberación al ponerse los audífonos y escuchar tus melodías favoritas, o al ir a ese concierto tan esperado que reúne fantasía, imaginación y una ambición casi teatral. Un espectáculo donde todo se entrelaza con elementos de ópera y una exquisitez musical en vivo. Bajo esa descripción, hablamos de Avantasia.

Y es que el megaproyecto de power metal sinfónico liderado por Tobias Sammet trasciende los simples acordes: construye un universo que rebasa la imaginación personal. Y ahora, en su sexta presentación en Chile, Avantasia volvió a ofrecer una dosis de más de dos horas de teatralidad operática impecable.

Todos los detalles te los contamos acá, en Resistance.

Hidalgo

La velada comenzó de manera íntima: el virtuoso guitarrista chileno Gabriel Hidalgo fue el encargado de abrir la jornada con un dúo acústico acompañado por Angeline Bernini.

Entre luces semiapagadas y cuatro focos LED en tonos rosados y azules que abrazaban a los protagonistas, ambos guitarristas se lucieron de principio a fin con una propuesta inusual frente a lo habitual, pero perfectamente bien recibida. El formato sirvió como portal para adentrarse en Elementos, el más reciente proyecto de Hidalgo, con piezas como “Waro”.


Todo esto ocurrió, además, en paralelo a su reciente incorporación como guitarrista de Criminal, hito que añadía un matiz especial a la presentación.

Avantasia

La sensación en la espera era pura expectación. Poco a poco el Teatro Coliseo se repletó, rompiendo la racha de presentaciones en el Caupolicán que Avantasia había llenado en todas sus visitas anteriores.

Con un leve atraso de diez minutos, el telón cayó para dar inicio a la velada principal: la metal ópera. En escena se desplegaban Sascha Paeth (guitarra principal), Arne Wiegand (segunda guitarra), Michael “Miro” Rodenberg (teclados y orquestaciones), Felix Bohnke (batería) y André Neygenfind (bajo), acompañados en los coros —y realizando pequeñas coreografías— por Adrienne Cowan, Chiara Tricarico y Herbie Langhans.

Un contingente numeroso, perfectamente sincronizado desde el primer minuto, que conectó de inmediato con el público. Pero, naturalmente, todas las miradas se posaban en el inigualable Tobias Sammet, quien con sus extravagantes atuendos, pañuelos y sombreros —casi un personaje salido de su propio universo— irrumpió entonando los primeros versos de “Creepshow”, irradiando ese carisma y talento que lo han posicionado como uno de los compositores más elocuentes y teatrales de la escena.


Sin tregua, “Reach Out for the Light” —uno de los estandartes de los inicios de Avantasia— desató la algarabía general y un mosh frenético que dejó al recinto envuelto en adrenalina. El himno del power metal brilló aún más con una Adrienne Cowan descomunal, regalando agudos y notas sostenidas dignas de cualquier comparación con Michael Kiske.


Tal como lo anuncia el nombre de la gira, Here Be Dragons, su último trabajo discográfico marcó el eje central del setlist. “The Witch” abrió paso a uno de los grandes invitados de esta era: Tommy Karevik, vocalista de Kamelot, quien ofreció un desempeño vocal impecable y una presencia escénica envolvente. Pese a ello, algunos problemas de acústica marcaron la primera parte del show.

Fue el propio Sammet quien, tras terminar el tema, detuvo todo para comentar con humor: “Creo que tenemos un pequeño problema aquí… yo solo escucho la batería y las guitarras, ¿ustedes escuchan bien?”, rematando con un “ya estamos aquí y el show debe continuar”, lo que desató aplausos entre el público.

Aunque esos detalles lo mantuvieron algo incómodo por momentos, la euforia del público chileno —siempre entregado, siempre ruidoso— terminó por disipar cualquier molestia. Sammet no tardó en retribuir ese cariño, calificando a su fanaticada local como “una de las mejores y más ruidosas”.

Otro de los grandes invitados fue Kenny Leckremo, vocalista de H.E.A.T. Su interpretación en “Against the Wind” fue una demostración irrefutable de nivel: química con Tobias, carisma desbordante y una voz que estremeció el Coliseo.


Podríamos hablar tema a tema —porque sinceramente cada canción fue un capítulo propio dentro de esta épica historia— pero vale destacar el excelente criterio de Sammet al elegir a sus invitados. No es menor reemplazar a voces como Jorn Lande, Eric Martin o Michael Kiske, pero Karevik, Leckremo y Ronnie Atkins estuvieron a la altura, particularmente estos dos últimos al comandar “Promised Land” sin Tobias en escena. Una señal implícita de que la mente maestra mueve los hilos desde las sombras. A ello se sumaron guitarristas brillando en solos impecables y unos coros perfectamente balanceados entre Cowan, Tricarico y Langhans.

Y tal como Tobias nos canta en sus letras, Avantasia nos trae un reino de luz y sueños, una búsqueda casi gnóstica del conocimiento y la trascendencia. Una propuesta ambiciosa pero ejecutada con tal precisión que cada pasaje parecía transportarnos a otra dimensión. El público lo agradecía con fervor, pero era Tobias quien más se emocionaba: en su rostro era evidente la sinceridad de sus palabras al confesar lo agotador que es viajar desde tan lejos a Sudamérica y Japón, coordinar itinerarios imposibles y soportar el estrés logístico… pero que todo se recompensa al ver los rostros del público, los cánticos que se elevan hasta romper la voz.

Ahí, en ese instante donde todo el estrés se disuelve y se transforma en éxtasis, es donde Avantasia y el público chileno se encontraron. Especialmente en piezas tan magistrales como “Let the Storm Descend Upon You” y “The Wicked Symphony”.


Para cerrar la primera parte del show, el clásico de clásicos hizo vibrar el recinto: “Farewell” convirtió al Coliseo en un océano de brazos en alto, abrazos espontáneos y un coro unísono que generó un ambiente casi sagrado, con una preciosa dualidad vocal entre Tobias y Chiara.

El falso cierre llegó con “The Scarecrow”, una obra maestra de la discografía de Avantasia. Minutos antes, Tobias había hecho que el público gritara por sectores, quedando sorprendido por el nivel de decibeles. Con “The Scarecrow”, el estruendo fue aún mayor: once minutos de absoluta grandeza.

Tras un breve intermedio, Tobias volvió entre aplausos para preguntar si queríamos más. Recordó que en la cuenta oficial de Avantasia había preguntado qué tema de The Metal Opera —parte I o II— querían escuchar. Con su humor característico, aclaró que él mismo administra la página: “Si alguien insulta en los comentarios… soy yo personalmente insultando a los haters”, provocando carcajadas.

Acto seguido, comenzó “No Return”, que no tocaban hacía más de quince años, con Kenny Leckremo en una actuación pletórica, capaz de levantar una moshpit en pleno centro del recinto.


Luego llegó uno de los momentos más esperados: “Lost in Space”. Tobias recordó que, cuando grabó The Metal Opera I & II, jamás imaginó continuar Avantasia, pero fue Sascha Paeth quien lo empujó a salir de gira y transformar este proyecto en una metal opera viviente. También rememoró cómo parte de la prensa alemana tildó el single de “pop”, a lo que respondió con una frase que resonó fuerte en el Teatro: “El espíritu del heavy metal es hacer lo que te gusta y no preocuparte de lo que digan los demás.”

Como ya es tradición, el cierre fue con “Sign of the Cross” entrelazada con el coro mítico de “The Seven Angels”, con toda la banda en escena, sellando dos de las obras más emblemáticas del proyecto.

Y así, en cerca de dos horas y media cargadas de himnos melódicos, explosiones de energía, pasajes contemplativos y una creatividad inagotable, Tobias Sammet —junto a más de diez músicos en escena— dio vida a la pócima perfecta: una metal opera que simplemente cura el alma. Un bálsamo musical que funciona como terapia y que, inevitablemente, te impulsa a iniciar el siguiente día con el corazón lleno.


Setlist Avantasia

Creepshow
Reach Out for the Light
The Witch
Devil in the Belfry
Phantasmagoria
Against the Wind
Dying for an Angel
Avalon
Promised Land
Avantasia
Let the Storm
The Toymaster
Twisted Mind
The Wicked Symphony
Shelter from the Rain
Farewell
The Scarecrow
No Return
Lost in Space
Sign of the Cross / The Seven Angels


Escrito por: Javier Pardo Sepúlveda
Fotografías por: Hugo Hinojosa


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