En la historia del rock británico, pocas bandas condensan con tanta claridad el espíritu de una época como Oasis. Arrogantes, brillantes y autodestructivos, los hermanos Gallagher llevaron el sueño del Britpop desde las calles de Manchester hasta los estadios más grandes del mundo. Esta es la línea temporal de su ascenso, gloria y caída: siete momentos que definieron a una generación.
1. 1994: “Top of the Pops” y el nacimiento del mito
Era su debut televisivo nacional, pero nadie podía predecir el caos que estaba por ocurrir. Liam y Noel llegaron a Top of the Pops después de una noche larga, discutidos y visiblemente drogados. Tocaron “Shakermaker” entre insultos y miradas desafiantes, desbordando una energía que contrastaba con el pop pulcro de la época. En apenas unos minutos, Oasis se convirtió en un fenómeno. “No teníamos que ser perfectos, solo reales”, diría Liam después. La autenticidad —mezcla de arrogancia y crudeza— se convirtió en su marca registrada.
2. 1994: “Definitely Maybe” revienta el Reino Unido
Ese mismo año lanzaron Definitely Maybe, un álbum que condensaba el sonido de Manchester, la furia del punk y la ambición melódica de los Beatles. Fue el debut más vendido en la historia británica hasta ese momento. Canciones como “Live Forever” y “Supersonic” eran más que himnos: eran declaraciones de existencia. Noel lo resumió sin modestia: “Es una declaración de intenciones. Somos la mejor banda del mundo.” Y durante un breve instante, lo fueron.
3. 1995-1996: “(What’s the Story) Morning Glory?” y el dominio total
Con su segundo disco, Oasis se volvió ineludible. Wonderwall, Don’t Look Back in Anger y Champagne Supernova marcaron el sonido de mediados de los noventa y redefinieron lo que significaba ser británico. No eran sofisticados como Blur ni experimentales como Radiohead; eran directos, sentimentales y grandilocuentes. Representaban el orgullo de la clase trabajadora y la posibilidad de soñar a lo grande desde un barrio de council houses. “Morning Glory” no sólo consolidó su éxito: los convirtió en símbolo generacional.
4. 1996: Knebworth, el punto más alto
El 10 y 11 de agosto de 1996, Oasis tocó ante 250.000 personas en Knebworth Park, con más de 2,5 millones de solicitudes de entrada. Fue el pico absoluto del Britpop y, quizás, el último gran evento masivo antes de la era digital. “Fueron dos noches en las que la gente tomó el poder”, recordó Noel. No se trató solo de un concierto: fue la coronación de un fenómeno cultural. La banda era, literalmente, la más grande del mundo.
5. 1997-2000: Caos, excesos y “Be Here Now”
El éxito absoluto trajo consigo una caída inevitable. Be Here Now (1997) fue el disco del exceso: canciones interminables, producción desbordada y una banda completamente fuera de control. La cocaína y la prensa amarilla marcaron el ritmo de los Gallagher. “Éramos intocables —y es justo ahí cuando lo pierdes todo”, reconocería Noel más tarde. La arrogancia que los había llevado a la cima comenzó a consumirlos desde dentro.
6. 2009: La pelea final en Rock en Seine
Años de tensiones y rupturas culminaron en París, durante el festival Rock en Seine. En el backstage, una guitarra voló por los aires y Noel decidió abandonar definitivamente la banda. “Simplemente no podía seguir trabajando con Liam ni un día más”, escribió al anunciar su salida. Oasis se disolvió sin gira de despedida, sin cierre, sin reconciliación: justo como habían vivido, a golpes y a gritos.
7. El legado
Pese a todo —o tal vez gracias a todo— Oasis sigue siendo una de las b
andas más queridas e influyentes de las últimas tres décadas. Sus himnos aún resuenan en estadios, playlists y tributos de nuevas generaciones que nunca los vieron en vivo. Wonderwall se convirtió en un idioma universal, y Don’t Look Back in Anger en una especie de mantra colectivo. Como escribió un periodista británico, “Oasis no solo hizo música: creó recuerdos para millones”. Recuerdos que cobran vida en la gira que trae de regreso a los hermanos Gallagher a los escenarios Live 25´ y que hizo eco en todos los rincones del mundo.
Porque en el fondo, ese fue siempre su verdadero legado: la promesa de que dos hermanos furiosos podían conquistar el mundo con guitarras, actitud y canciones que nunca envejecen.
El 19 de noviembre, Chile tiene una cita con la historia: Oasis regresa a nuestro país con un Estadio Nacional repleto que reverenciará este histórico legado que han construido los hermanos Gallagher.
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