El rock progresivo era el rey absoluto en los 70, con canciones más largas que completo de Talca y portadas que parecían salidas de un mal viaje en Ayahuasca. Pero llegaron los 80, la industria se rindió a los sintetizadores, al new wave y a los peinados con laca, y claro… muchos próceres del prog decidieron bajarse del viaje cósmico. Y de todos, Genesis fue el que pegó el volantazo más radical (y exitoso en término de ventas por lo demás).
No hay más que comparar “The Return of the Giant Hogweed” (con 10 minutos de épica botánica), con “I Can’t Dance” (con un Phil Collins intentando verse en onda) para entender que la banda pasó de canciones para viajes bajo efectos de psicotrópicos a himnos bailables de radio FM.
El punto de quiebre para Genesis fue la fuga de Peter Gabriel y Steve Hackett, la que dejó a la banda reducida a un trío: Phil Collins, Tony Banks y Mike Rutherford. Y fue ahí cuando el baterista con cara de contador separado del centro de Santiago, tomó el mando de la banda y el micrófono. Spoiler: al público le encantó.
Pero ojo, el germen pop ya estaba ahí desde el inicio. El debut "From Genesis to Revelation" (1969) era más pop orquestal que prog, y Collins ya metía voces desde 1971. Canciones como “Your Own Special Way” o “Afterglow” ya apuntaban a que la cosa iba a cambiar.
El verdadero aviso llegó en 1979 con el disco …And Then There Were Three… (1979) (literalmente: “y entonces quedaron tres”), donde apareció “Follow You, Follow Me”, el primer hit radial del grupo y la prueba de que podían escribir canciones cortas sin perder su historial de músicos serios.
En retrospectiva, el culpable de todo esto fue Phil Collins, quien declaró "Siempre estuvo en la lista de cosas que hacer de la banda, el tener singles que fueran un hit, que sonaramos en la radio", confirmando que ese siempre fue el plan, y cuando “Follow You, Follow Me” se metió al Top 10 británico, el camino quedó claro: menos suites de 20 minutos, más coros pegajosos.
Encima, Collins lanzó su disco solista "Face Value" (1981), con el eterno “In the Air Tonight”, y se convirtió en estrella global. Mientras tanto, Banks y Rutherford también probaban suerte por su lado. Resultado: Genesis decidió que el futuro estaba en abrazar el pop sin culpa. Años después Rutherford declararía "La transición de The Lamb fue el principio del fin de una era... y en realidad era inevitable si queríamos que Genesis sobreviviera"
Genesis sacó discos cada vez más accesibles: "Duke" (1980), "Abacab" (1981), "Invisible Touch" (1986). Todavía con algo de prog escondido, sí, pero cada vez más camuflado entre hits radiales como “Turn It On Again”, “Invisible Touch” o la infame “Illegal Alien” (que envejeció peor que el Morandé... o no(?)).
El público masivo los amó, los críticos se dividieron, y los fans del prog los miraban como si hubieran vendido el alma a MTV. Pero la verdad es que cada disco ochentero vendió más que todos los setenteros juntos.
Hoy en día, hasta muchos fans del prog ya aceptan esa etapa pop (algunos hasta la disfrutan en secreto), pero si uno revisa los rankings, los discos de los 70 siempre están arriba. Porque sí, We Can’t Dance puede tener nostalgia noventera, pero como dijo Ultimate Classic Rock en 2017 "Desagradable, una papilla pop sobreproducida", para darle la razón a los trve.
Publicar un comentario