Guns N’ Roses: Los años pasan, pero el fuego del rock nunca muere

 

Durante casi tres horas, la banda más peligrosa del mundo deslumbró a más de 50 mil fanáticos en el Parque Estadio Nacional, ofreciendo un repaso demoledor por sus grandes clásicos, algunas sorpresas y un sonido de primer nivel. Todo, con un Axl Rose que, pese a sus evidentes complicaciones vocales, dejó el alma sobre el escenario.

¿Recuerdas la primera banda de rock que escuchaste en tu vida? Seguramente vienen a tu mente nombres como AC/DC, Aerosmith, Queen, Black Sabbath o incluso los mismísimos Rolling Stones. En esa lista de leyendas, sin duda, debe estar Guns N’ Roses, un grupo que marcó a toda una generación a fines de los 80 y comienzos de los 90.

Aquellos jóvenes que usaban la icónica bandana roja de Axl Rose o quedaban hipnotizados con los solos de guitarra de Slash, fueron parte de ese fenómeno mundial. Muchos de ellos estuvieron en el histórico debut de la banda en Chile en 1992, aquel recordado show con más de dos horas de atraso. Hoy, más de tres décadas después, esos mismos fans ya son adultos, pero su amor por el rock sigue intacto. Porque sí, los años pasan, pero la pasión por la música no envejece.

Y los Guns tampoco se rinden. Su sonido ha mutado y los excesos han dejado huella, especialmente en la voz de Axl Rose. Sin embargo, ¿defraudaron en su séptima visita a Chile? En lo absoluto. El rock sigue latiendo, y ellos lo llevan en la sangre. Te contamos todos los detalles, aquí, en Resistance.

Guns N’ Roses Chile 2025


Quizás había un pequeño temor de que el show comenzara tarde, recordando las legendarias demoras de 1992 o 2010. Pero no: esta vez fueron apenas quince minutos de espera antes de que estallara la locura con Welcome to the Jungle. El Parque Estadio Nacional vibró desde el primer acorde, con más de 50 mil almas desatando la euforia. 

En lo personal, escuchar este tema en vivo fue como regresar a aquellos años de felicidad. Es una canción que me transporta a mis días jugando GTA San Andreas o Guitar Hero 3, donde Slash aparece como personaje jugable y encarna perfectamente el espíritu del juego. Esa noche, demostró una vez más ser un verdadero dios de la guitarra: cada riff y cada solo desataron los aplausos y la admiración de todos sus fanáticos.

Es cierto que la voz de Axl se sintió forzada al inicio, pero a medida que avanzó el show —en temas como Bad Obsession y Mr. Brownstone—, su desempeño mejoró notablemente. En tonos más bajos sigue recordando al Axl de los 90: sostenido, intenso y con presencia escénica. Si bien ya no corre ni salta como antes, su entrega fue innegable y hasta se notó un cambio físico positivo respecto a hace ocho años.


Todo eso quedó perfectamente reflejado en Chinese Democracy, donde su registro grave encajó a la perfección. La banda incluso complació a los fans tocando cinco canciones de aquel álbum de 2008, una grata sorpresa para muchos.

Instrumentalmente, los Guns estuvieron soberbios. Sin pausas ni descanso, encadenaron canción tras canción con una energía indómita. It’s So Easy y Shadow of Your Love fueron explosivas, con Slash nuevamente robándose las miradas, pero también con Richard Fortus mostrando una solidez impecable en la guitarra rítmica, especialmente en los momentos en que se lució en los solos. Todo esto acompañado por la potencia del baterista Isaac Carpenter, quien debutó con gran altura.

El punto más emotivo llegó con Estranged, una obra maestra de Use Your Illusion II. Nueve minutos de pura sensibilidad, con arreglos que rozan el progresivo y una interpretación magistral de Dizzy Reed al piano. Una oda a la soledad, al desengaño y al amor perdido que estremeció al público.

Luego vino You Could Be Mine, puro hard rock de alto voltaje. Sin embargo, el público pareció más contemplativo que enérgico. Quizás estaban disfrutando, pero se sintió cierta falta de efusividad en las gradas, algo que incluso Axl intentó revertir durante el homenaje a Ozzy Osbourne. Con Sabbath Bloody Sabbath, los Guns rindieron tributo al recientemente fallecido Príncipe de las Tinieblas, y Axl tuvo que animar los cánticos de “¡Ozzy, Ozzy, Ozzy!” ante la tibia respuesta de los asistentes.

Dejando esto atrás, quiero destacar nuevamente a Slash en este punto del concierto. Es que, sinceramente, a sus 60 años parece no envejecer. Su estilo inconfundible, sus tappings y la forma en que se mueve sobre la tarima hacen que siga siendo considerado uno de los guitarristas más icónicos de todos los tiempos. No digo que sea el más virtuoso, claro está, pero sin duda es un verdadero privilegio verlo en acción. No solo emociona con sus míticos solos, sino también con su inconfundible uso del Talk Box durante Rocket Queen, momento que dejó a más de uno con la boca abierta.


Duff McKagan también brilló con luz propia. Su bajo mantuvo un pulso sólido durante todo el show y tuvo su momento estelar al cantar New Rose, demostrando su versatilidad y carisma.

En lo personal, el mejor momento de la noche fue, sin duda, cuando sonó la que considero la mejor canción de los Guns: Civil War. Todo comenzó con el mítico silbido de Axl, su voz cálida y casi íntima, acompañada por una guitarra acústica que servía de marco perfecto mientras relataba lo devastador de las guerras civiles, esas que solo enriquecen a los poderosos y entierran a los pobres. 

Una verdadera obra maestra que se sintió en toda la Región Metropolitana, y que culminó con un brillante outro de Voodoo Child de Jimi Hendrix, interpretado por Slash. Fueron cuatro minutos de puro protagonismo para el hombre del sombrero, que deslumbró con su solo de guitarra antes de dar paso a los primeros acordes de Sweet Child O’ Mine.


Ya en la recta final, tras más de dos horas de concierto sin tregua —a excepción de un par de breves interacciones—, llegó el momento más emotivo de la noche: November Rain. Con Axl Rose al piano, comenzó una de las canciones más conmovedoras de la historia de la música. En la pantalla de fondo, la lluvia, los truenos y el fuego acompañaban la atmósfera, mientras el público solo podía dejarse llevar y escuchar cada acorde sensible de la guitarra de Slash, el compás de la batería y la voz de Axl fundida con su piano. Era imposible no recordar alguna relación que terminó, un amor trágico o no correspondido; esa canción hizo vibrar cada emoción que alguna vez sentimos por alguien especial.

Después de ese instante tan íntimo, muchos —entre ellos yo— esperábamos Patience, pero no fue así. En su lugar, Guns N’ Roses sorprendió con Madagascar y Street of Dreams, para luego cerrar con broche de oro y una energía desbordante con Nightrain y Paradise City. Fue el punto más eufórico del show: el público saltaba, coreaba y celebraba al ritmo de estos himnos del Appetite for Destruction.

Así, en casi tres horas de espectáculo, Guns N’ Roses volvió a cautivar a más de 50 mil almas en el Parque Estadio Nacional, ofreciendo un concierto de primer nivel, digno de “la banda más peligrosa del mundo”. Pero más allá del virtuosismo y la puesta en escena, el show fue la prueba viviente de que el rock traspasa generaciones. Había familias completas, adultos mayores, jóvenes y niños, todos luciendo con orgullo sus poleras de la banda y retirándose con la satisfacción de haber visto a sus ídolos en vivo.

Puede que los años le pasen factura a Axl Rose, y que ya no alcance los mismos falsetes de aquel joven rebelde que corría en calzoncillos por el escenario. Sin embargo, nadie puede negar que anoche el líder de los Guns lo dio todo por su público. Lo mismo hicieron Slash, Duff y compañía, demostrando una vez más que el tiempo podrá avanzar, pero la pasión por el rock permanecerá intacta hasta el último de los días, tal como lo hizo el gran Ozzy Osbourne, poco antes de su partida.

Setlist — Guns N’ Roses (Santiago, 2025)

Welcome to the Jungle

Bad Obsession

Mr. Brownstone

Chinese Democracy

Better

It’s So Easy

Pretty Tied Up

Shadow of Your Love

Estranged

Live and Let Die

Yesterdays

You Could Be Mine

Absurd

Sabbath Bloody Sabbath (dedicated to Ozzy Osbourne)

Rocket Queen

Don’t Cry

Knockin’ on Heaven’s Door

New Rose (Duff on vocals)

Wichita Lineman

This I Love

Civil War

Slash Guitar Solo

Sweet Child o’ Mine

November Rain

Street of Dreams

Madagascar

Nightrain

Paradise City

Escrito por: Javier Pardo Sepúlveda

Fotografías por: Guns N’ Roses

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