Hay lugares que logran reunir a la gente indicada en el momento preciso y lo de anoche en el Teatro Caupolicán fue justamente eso, un show hilado perfectamente entre tres artistas sobresalientes en su escena como son Chini.png, Kim Gordon y St. Vincent. Cada una brilla con luces propias, pero hablemos un poco de cada presentación.
Comenzamos como siempre con los nacionales donde María José Ayarza, mejor conocida como Chini.png, salió con sus músicos a dar lo mejor de sí. Si bien el público era más contemplativo (esto para las tres presentaciones) lo de Chini fue dar un show repasando su trayectoria, potente y que logra irrumpir con fuerza en el escenario.
Temas como “Plan C”, “Venenos” y “Lava” son parte de la mágica propuesta que tiene en escenario, luciendo sus alocados atuendos y un mix de colores que pasan por las pantallas. Se siente más ella que nunca y visita incluso éxitos de su primer proyecto como “Te Vienen A Ver”, un gustito ideal para los más melómanos de la escena nacional antes de su remate al ritmo de “Cinta Blanca” y “Tonto”, en una performance que saca a lucir porque hoy en día es una de las artistas más destacadas de la escena nacional.
El frío comienza a sentirse en Santiago, y mientras las temperaturas van bajando nos acercamos al regreso de la querida Kim Gordon, quien para esta oportunidad trajo un catálogo enfocado sólo en su carrera solista y que de forma hipnótica nos cautiva entre distorsiones, acoples y beats con singles como “BYE BYE”, “The Candy House” y “I Don’t Miss My Mind”.
Es increíble como Kim logra dar vida a sonidos que parecen imposibles de replicar en vivo, mientras que con total relajo pasea por el escenario y va despachando uno a uno sus hits. Toma pocas pausas y cuando lo hace es mayormente para agradecer, lo que hace caer a sus pies miles de gritos de “Te amo” a una de las músicas más creativas de su generación. Su set va avanzando mientras “It’s Dark Inside”, “Psychedelic Orgasm” y “Cigarette” van envolviendo el Teatro con su experimental apuesta.
Subimos más y más la intensidad para preparar la despedida con “Hungry Baby y “Cookie Butter”, que son claves para sellar un set que es denso. No es un show para todo público, y como te dije acá tenemos una convocatoria bien melómana y contemplativa, por lo que su setlist mayormente enfocado en The Collective es bien recibido y ovacionado. Siempre es un gusto ver a Kim, es una genio y no deja de sorprender con su sonido, consignas y locura en el escenario. La elogiaremos siempre con esa entrega, pese a que nuestros corazones hayan querido escuchar algo de Sonic Youth.
Finalmente llegamos al acto de cierre, y es que la encargada de culminar este magno evento es una de las apuestas con más proyección en la industria y el rock. St. Vincent regresó al país y en esta oportunidad con su disco más complejo como es All Born Screaming, un título que involucra muchísima entrega y teatralidad, algo que se marca desde “Reckless” en adelante.
“Annie” es intensa en su interpretación, deja que todo fluya entre las letras de sus canciones y los riffs de guitarra, se apoya de los juegos de luces y su elegante traje para camuflar toda esa actitud. “Los Ageless”, “Broken Man” y “Birth in Reverse” son sólo parte de esa locura que nos va entregando, una que no conoce límites y que se sigue empujado más allá, incluso rompiendo las barreras yendo a cantar a la reja con el público. “Pay Your Way In Pain” es otro de los clásicos más coreados por la fanaticada, que inunda de halagos a “Annie”, mientras que ella señala que nada de esto es posible sin Kim Gordon.
Es un escenario lleno de respeto, de historia y legado, donde todo va fluyendo en un perfecto límite entre lo debido y lo que no. Ella es elegante, con una voz sorprendente y con una notable puesta en escena, mientras todo fluye entre la locura, los gemidos y gritos desgarrados. ¿Lo tomas o lo dejas? Yo creo que acá todos queremos seguir inmersos en esta propuesta que nos hace saltar con “Big Time Nothing” y luego emocionarnos con “Violent Times”.
podríamos decir que esto es el peak, pero St. Vincent puede ir más allá y no duda en lanzarse al público para “New York” recorriendo un gran porcentaje de la cancha, perdiendo zapatos en el camino (que fueron devueltos) y poner al límite los tiempos de la banda para volver a ejecutar “Sugarboy”. Es todo lo que debería y no debería ser, es tan perfecto y exacto que logra culminar todo de forma magistral con “All Born Screaming” en su primera parte. Sin embargo, ese éxtasis no baja de forma tan simple y es necesario un encore pausado para que “Candy Darling” acabe una jornada de ensueño.
Fue una noche extensa, pero notable. Si bien el público pudo haber sido más alocado, no puedo culparlos por querer dejarse sumergir en la apuesta que tenían estas artistas. Ellas son únicas en sus respectivas escenas, marcan pauta e impulsan a nuevas generaciones, por lo que poder tenerlas juntas en un mismo show es un hito a destacar en la escena nacional.
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