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#LiveReview: Magma en Chile: "Un sonido sin límites conocidos"




    Existen un puñado de bandas emblemáticas en el mundo a las cuales tienes que ver tocar en vivo al menos una vez en tu vida, y tenerlas en nuestro país pasa a ser casi un lujo. Este es el caso de la banda francesa Magma, que con más de 50 años de carrera son una institución en sí misma, por lo que cuando me dijeron que tenía que ir a cubrir, me sacudí la fiebre y el resfriado (no, no es covid), tome mis llaves, y partí al Teatro Nescafé para vivir una gran jornada.

    La noche una progresión que partió de lo más calmo a lo más frenético, iniciando con Sat Shabd Singh (Eduardo Balazs), quien se podría definir como un medio que nos trae los sonidos del universo a través de sus gongs, platos gigantes que resuenan en una terapia incesante, creando un ambiente único y una atmósfera onírica tan acogedora que daban ganas de hacerse bolita en el suelo y echarse una lloradita (igual que cuando voy a trabajar).


    Luego, pasadas las 20:30 llegó la banda Tryo (Spoiler: son 4), con sus 35 años de historia y un nuevo álbum conceptual próximo a salir (“Suramérica”), los nacionales tenían mucho para mostrar, pero muy poco tiempo para condensarlo, por lo que entraron con la energía en el techo y golpeando de inmediato. El público aún en transe con el show anterior, se apresuró a entrar en la onda y rápidamente se conectaron a lo que estaba pasando sobre las tablas con un rock progresivo muy llamativo. 

    La verdad es que personalmente les había perdido la pista hace algunos años por distintos motivos, pero volver a reencontrarme con ellos fue casi un sueño. Un rock progresivo muy clásico que nos trae recuerdos de King Crimson, muy de los 70’, sin embargo tienen una onda y un swing que le da una bocanada de aire fresco al estilo. Probablemente sean las raíces sudamericanas, lo que les entrega un groove muy latino que sumándole el tecnicismo de sus músicos da como resultado una gran experiencia, casi como si el rock progresivo hubiese nacido en la población Llaima de Temuco.


    Se notan los años de circo en donde cada músico está entregado a la canción más que a querer sobresaltar con grandes técnicas, un bajista que intercambia entre dedos, uñeta y slap dependiendo de la situación, los teclados y la guitarra que se van intercalando el protagonismo para crear melodías y solos que fluyan, mientras que la batería va dándole un ritmo que te va llevando de una sección a otra. Muy gran banda, muy buen espectáculo, le doy 6 jumbitos.

    Una vez finalizados los nacionales, no se demoraron los técnicos en preparar todo para los franceses, quienes irrumpen en escena pasada las 21:30 con Walomendëm warreï de su trabajo más reciente Kartëhl (2022), mostrando que a su edad aún les queda carrera y potencia para rato. Siguieron con su último single Hakëhn Deïs, desatando una locura inusitada a la cual no estamos acostumbrados en este tipo de espectáculos. Una locura muy lejos de lo que vivimos el domingo en el Metal Fest con Mosh pits gigantes y bengalas, si no que quizás deberíamos llamarle trance en donde se ven los músicos completamente entregados al momento y sirviendo como instrumentos del sonido Zeuhl para hacer llegar esta experiencia a su público.


    La banda siguió entregando parte de su nuevo trabajo con temas como Do Rïn Ïlï Üss en donde al finalizar, Stella Vander, vocalista de la banda, saluda al público diciendo “No hablar nada español”, y la verdad es que no nos molestaba, porque todos estábamos ávidos de oirles cantar en “Kobaïano”, lengua inventada por Christian Vander, para desarrollar su música. La banda siguió con Irena Balladina, mostrando sus distintas variaciones, a ratos calmo, con coros celestiales entre sus 4 coristas y dos vocalistas, y a ratos desenfrenado y frenético llegando a utilizar guturales. A ratos muy jazzy, y mucha bossa, y a ratos con un Rock Progresivo oscuro y potente, herramientas con las que siempre están buscando empujar los límites.

    Luego pasaron a los que habían prometido, y presentaron su álbum clásico Ëmëhntëhtt-Ré (2009), tocando las 3 primeras canciones de este, momento en el que su guitarrista Rudy Blas se tuvo que ausentar por “Problemas”, deteniendo el show por unos minutos, pero Stella Vander salió a escena diciendo “Show must go on” al más puro estilo de Queen y siguieron desarrollando esta gran obra que es casi un viaje ancestral entre parajes antiguos y espaciales.


    La verdad es que fuera de la ausencia de su guitarrista, es difícil encontrar puntos bajos en una banda como Magma, con una carrera longeva a cuestas saben exáctamente que tienen que hacer y por sobre todo como hacerlo. Desarrollando armonías maravillosas entre la guitarra y los teclados, entre la guitarra y las voces, entre las voces y los coros, saben al dedillo como llegar al fondo de tu ser y llevarte a una experiencia entre mecer y estremecer. A lo sumo le pondría un trigger a la caja de la batería para darle ese punch extra, pero quien soy yo para tener la tupé de decirle a Christian Vander como tocar su instrumento.

Cerraron la noche con Dehnde, canción en donde Vander salió de la batería para convertirse en frontman y tomarse el escenario completo, fue tanto que pocos notaron que Rudy estaba de vuelta en la guitarra, para finalizar con un vroche de oro esta noche de Jazz, rock progresivo, y por sobre todo, muy experimental.


    Mucha gente no se convence ante estas propuestas tan rupturistas de crear un estilo, crear un movimiento e incluso crear una lengua, pero Magma es un show que hay que ver al menos una vez en la vida, y son de esos espectáculos que al terminar siguen resonando por mucho tiempo en tu cabeza, y dudas si lo que viviste fue real, si esa melodía realmente sonó o solo es tu cerebro entrando en este juego imaginativo al que te invitan los Franceses. De verdad hay que vivirlo y si puedes ir hoy a la presentación de “MDK” (1973), por favor hazte un favor y ve!

Escrito por Ramiro Jorquera


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