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#DeCulto: Entender a Opeth a través de la oscuridad, los fanáticos y el "Sorrow"

 

Esta columna será bien peculiar y es que va con nombre y apellido. Claro, voy a centarme en hablar de Opeth, de su identidad y obvio que de los dos tremendos shows que ofrecerá en Chile el mes de febrero, pero también es un homenaje a su fanaticada, a cómo se vive su música y a nuestro amigo Bastián Gómez.

El "Basti" es redactor de Resistance hace años, en este mismo medio nos conocimos, pero por sobre todas las cosas es un amigo único e inigualable, fanático de Opeth como nadie y me pareció interesante la oportunidad de hablar de su banda favorita a través de él y la música que hacen sus ídolos (así tiene algo para leer mientras se está recuperando).

En lo personal, a Opeth siempre lo he visto como una banda compleja, puede pasar desde la suave y calma armonía de trabajos como  Damnation a la oscura y potente angustia de Blackwater Park, puede ser sombrío y cautivante con trabajos como Still Life pero puede ser moderno y clásico como lo fue Sorceress. Creo que me vas entendiendo, esta no es una banda cualquiera, desafía mucho más al auditor y obliga a tener una apertura musical diferente para aceptarlo, debido a que no temen en experimentar y jugar con sus propios límites.

La primera vez que me enfrenté a los liderados por Mikael Akerfeldt en CD fue extraño. Recuerdo ver la portada de Heritage y no entender a mis 14 años "¿esto es satánico? ¿es oscuro o no? ¿cómo logran saltar entre ritmos y emociones tan distintas?", son algunas de las preguntas que fueron surgiendo a medida que veía esa carátula roja y sonaba "The Devils Orchand" en un caos sonoro que se tomaba mi cerebro. Creo que recién comencé a entender a Opeth cuando los vi en vivo para ser honesto, con una banda súper cercana al público, una presentación llena de alegría, de bromas, de risas y uno que otro cover a George Michael.

Es llamativo como esos géneros que muchas veces buscan ser más oscuros son los que más alegría y emoción traen, los shows de bandas como Lacrimosa, Katatonia o Anathema siempre han tenido una potencia envidiable para muchos.

Es acá donde quiero volver a mi amigo, porque muchas veces entender a Opeth es como entenderlo a él. Vive la vida de forma apasionada y lo deja todo por lo que le gusta, igual que Akerfeldt con sus gustos musicales y donde no teme en decir que disfruta desde el rock más sesentero, hasta Billie Eilish.

Es una música y un mundo oscuro el de Opeth, pero que se va llenando de luz gracias a las personas que los componen, tanto músicos como fanáticos y acá, el "Basti" muchas veces está ahí en las difíciles - no sólo como periodista, sino como persona que va al pie del cañón a ayudar a todo el que lo necesita en los momentos más brígidos - porque hay que ser valiente para meterse en la oscuridad voluntariamente y salir sin perder la luz.

Pero creo que lo que más representa Opeth y lo voy a decir como lo dice mi amigo, es el "Sorrow" (Pena). "Hueón, este tatuaje me lo hice un día que tenía harta pena y me tatué la palabra 'Sorrow'", exclamó este personaje en una junta del equipo de Resistance (o al menos así es como recuerdo que lo contó). Así es la pena, no siempre es una triste (valga la redundancia) muchas veces es sólo una expresión de nuestras emociones, de los actos que tomamos y de cómo los vivimos y no hay nada más enriquecedor que eso.

Muchas veces la sociedad te dice que tienes que tirar pa' arriba y no puedes estar triste o bajoneado, pero la verdad es que pucha que nos hace falta estar en esa sintonía. Conectar con las emociones es algo que en el último tiempo estamos tomando con mayor importancia, pero que rico que años atrás existía un Opeth que a través de su oscuridad te invitaba por los minutos que dure el tema a vivir esa experiencia.

La música de Opeth es así, un viaje a lo oscuro, un descenso al abismo, para luego salir fortalecido y volver a ver la luz. Claro, no siempre son así, los discos de la banda sueca son bien variados, pero tu tampoco estás parado siempre en la misma emoción. Eso es lo lindo, que al final a través de la oscuridad y el "Sorrow" no sólo logras entender a la agrupación, sino que también a ti mismo.

Quizás mi acercamiento con Opeth fue más lento por varios motivos, pero si algo y alguien me ayudó a que esto fuera más rápido y fácil fue mi amigo Bastián, quien con su pasión por este estilo y por esta banda me dio las herramientas necesarias para apreciarla como se debe. Eso siempre va a ser con un buen bebestible en mano, cantando a todo pulmón mirando al cielo, con un amigo abrazo y siempre con un poquito de "Sorrow" en el corazón.

Opeth vuelve a nuestro país con dos fechas de lujo y a lo grande, con un disco nuevo y que se puede interpretar tanto en inglés como sueco, pero lo que no cambiará nunca es esa oscuridad que todos llevamos dentro y que todos tenemos que liberar de una u otra forma.

Con cariño para el  "Compare' Janroll", Bastián Gómez.
Recupérate pronto, amigo.
Por Felipe Pino Guerrero


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Cancha:$40.000

Galería: $36.000

Palcos numerados:$60.000

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