Recomendados

#LiveReview: Emperor - El Obscuro Brillo del Diamante Negro



En una fría tarde otoñal, con el equipo de Resistance nos dirigimos al Centro de Santiago a ver el debut en vivo más importante de los últimos tiempos: Emperor, uno de los bastiones principales del Black Metal noruego visitan por primera vez nuestro país, quienes junto a la banda local Vilú nos dieron una bofetada de Metal Extremo inolvidable.



La jornada comienza puntualmente a las siete de la tarde con Vilú tomándose el escenario frente a un público medio-lleno pero bastante entusiasta con la potencia abrasiva del conjunto local, con un setlist breve que dejó con gusto a poco, y es que temas como "Vilú" o "Victims of Life" son mazos directos al cráneo que te obligan a mover cervicales. "Black Fire" es de esos temas mid-tempo que te animan a asentir con mirada de desprecio. "Con Fuego" abre con una intro con sonidos autóctonos, trutrucas que inevitablemente te conectan con algo ancestral, que nos muestra a una banda completamente compenetrada con un concepto, una idea y unos principios tan inquiebrantables como la música misma que emana de la banda de forma violenta tanto en forma como en el fondo y el trasfondo para cerrar dentro de la misma línea con "Divide y Gobernarás" que cierra el set de la agrupación chilena con un festival de riffs filosos y punzantes, y es que los cuatro miembros avanzan como un tanque imparable con Aline cantando de forma furiosa pero controlada, Griselius descargando toneladas de metal desde su guitarra, Kari que con su bajo es un eslabón inquiebrantable que conecta la melodía con el ritmo incontenible de Tralkan, quien le da a la batería con fuerza, con rabia, pero por sobre todo, con presición. Si su disco "Üden Vilú" (2021) es una pieza fundamental del nuevo metal extremo local, la experiencia en Caupolicán nos muestra que Vilú, tiene algo que decir y tienen medios de sobra para hacerse escuchar.


Luego de la pausa de rigor (menos de una hora) Emperor se apodera del stage de forma muy poco ceremoniosa y arrancan casi de inmediato con ”In the Wordless Chamber”, cosa que se agradeció, hemos esperado éste show por tanto tiempo que un cañonazo de Black Metal directo a la cara no venía mal, el público incluso participó coreando la melodía del teclado.  Ihsahn agradece y nos dice “lo increíble de poder estar aquí luego de tanto tiempo”. Lo que no pudo pasar al inicio dado el breve márgen de tiempo entre que la banda subió y comenzó a tocar pasó terminando su primer tema, el infaltable coro del público cantando “Emperor… Emperor…” a ritmo, cosa que tanto Ihsahn como Samoth agradecieron con discretos ademanes. “Thus Spake the Nightspirit” nos muestra que Ihsahn no es sólo un buen frontman, sino que un guitarrista tremendamente hábil siendo el primera guitarra en las secciones complejas de sus canciones y retrayéndose en las partes más lentas y atmosféricas donde el público coreaba el último verso a voz limpia. Ihsahn nos advierte que van a acelerar las cosas un poco y “Ensorcelled by Khaos” retumba en en el caupolicán seguida de “The Loss and Curse of Reverence” un tema brutal y técnicamente complejo, pero que la banda interpreta con la naturalidad que uno respira. “The Acclamation of Bonds” calma un poco las aguas para que al finalizar Ihsahn nos pida que si nos sabíamos la siguiente canción la cantáramos y presentar “With Strength I Burn”, que inició un mosh en círculos y ya en la sección final con una sección del público no menor coreando el cántico vikingo mientras Jørgen hacía un breve baile tras su teclado. “Curse You All Men” vuelve a traernos a Ihsahn versión Guitar God con un solo impecable mientras se paseaba por el escenario mostrándonos no sólo su increíble carisma sino que también su tremendo talento en las seis cuerdas.


“Towards the Pantheon” tuvo un interesante comienzo, no con guitarras acústicas, sino que con eléctricas semi limpias (con un toque de overdrive) que le dió un tono un poco más cálido a un tema más bien frío en composición, pero que en contraparte tenía a un público febril vibrando con cada nota de los noruegos, nota aparte para Ihsahn, quien lanzó un grito larguísimo, que le ganó la ovación del respetable. Llega ya el momento de presentar a la banda e Ihsahn nos nombra a Secthdamon en el bajo, Jørgen en el teclado, a su baterista desde “Anthems to the Welkin at Dusk” (1997) Trym y a su “mano derecha” Samoth cada uno recibiendo una ovación más fuerte que el anterior. “The Majesty of the Nightsky” de alguna forma logró sonar más cruda, pero a la vez más definida que en su versión grabada mientras que “I Am The Black Wizards” fue coreada por un Caupolican repleto en un momento que fue tan emocionante para la banda como para el público. luego de una breve pausa mientras Emperor se dejaba querer por la audiencia coreando el nombre de la banda Ihsahn toma la palabra para decir que era tradición que, finalizando el show el público dijera el nombre del tema que venía y grita “Inno a…?” y el público grita a viva voz “Satana!” un par de veces para dar paso a “Inno a Satana” que fue tocada con violencia ante un público hipnotizado por el poder de los nórdicos que una vez terminado, nos deja de fondo con “Alsvartr (The Oath)” y la banda procede a retirarse brevemente sólo para volver de forma casi inmediata con “Ye Entrancemperium” donde los asistentes volvían a corear las siniestras melodías, Ihsahn vuelve a tomar la palabra para agradecer a no sólo a los asistentes sino que a toda la producción que hizo posible ese show y finalizar la faena con “Cosmic Keys to My Creations & Times” donde otro mosh circular se asomó al medio de la cancha y los asistentes cabeceaban y coreaban por todo el recinto y finalizar agradeciendo al público con un “you’re amazing” y un “nos vemos pronto” que, si bien es cierto, fue recibido con cierta incredulidad, muchos preferimos guardar alguna esperanza... ¿Ihsan en solitario tal vez?


Si bien es cierto la mayor parte del tiempo la banda se mostró pragmática con Trym siendo un verdadero metrónomo humano casi tapado por su monstruosa batería, Samoth y Secthdamon haciendo breves gestos a la audiencia de vez en cuando, Jørgen quien aparte del teclado hacía voces de fondo y en más de una ocasión fue él quien animaba al público, pero Ihsahn se robó la película por completo, siendo no sólo un frontman fenomenal, sino que un Guitar Hero de tomo y lomo, soleando hacia el público, recordándome incluso a Black Label Society y la cercana conexión que tiene Zakk Wylde con su fanaticada (Guardando las proporciones obviamente) y es que Emperor es una banda que nació y maduró en el seno del Black Metal, tanto así que el gigantesco lienzo de fondo lucía orgulloso el número 1991, año en que la banda se fundó, siendo una joya en bruto, que se pulió con los años y que llegó a nuestro país como un diamante negro que nos iluminó con su obscuridad perpetua.


Escrito por Pablo Madrid

Fotos por Diego Pino

Publicar un comentario

0 Comentarios