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#LiveReview - Jesucristo Metalstar: "...hasta las piedras querrían cantar..."


  Dentro de todo lo he ha hecho de la obra máxima de Andrew Lloyd Weber un fundamental en la música y las artes visuales de los últimos 50 años en la cultura pop, destaca el sentido transgresor con que sus 120' de música y drama quedan marcados a fuego en la mente y el alma, sin importar si eres creyente o no. Hablar de Jesucristo Superstar va más allá de un musical o la errónea militancia religiosa que se le achaca frecuentemente por ignorancia: los últimos días de Jesús, su relación tormentosa con Judas y el amor sobrenatural que la convertida María Magdalena siente por el "Hijo de Dios" conforman un apasionado relato con una crítica social que no pierde vigencia.

    Realizar una versión ligada al Metal, como toda idea innovadora, fue un desafío titánico. El prejuicio existente respecto a la "incompatiblidad" entre la música que tanto decimos amar y el supuesto "matiz religioso" que solemos achacarle a la figura de Jesucristo, termina esfumándose por completo cuando la idea es aplicada en vivo, sobre el escenario y un trabajo de primer nivel, a la altura de cualquier número internacional. Como pudimos apreciar durante este fin de semana en el Teatro Teletón de la capital, Jesucristo Metalstar se erigió como algo más potente que una adaptación: nos situó en el Chile de hoy, en un país donde la clase política diseña leyes a la medida de unos pocos y los pobres deben arreglárselas como puedan. En medio de ese panorama, Jesús debe lidiar con el arrastre de sus discípulos que lo ven como un "líder revolucionario", y los sacerdotes que buscan neutralizarlo por ser un peligro público. Judas, uno de los 12 apóstoles, frustrado por los verdaderos planes de su Maestro respecto a lo que él esperaba, lo traiciona a pesar de los efectos que conlleva su acto.



   Desde la obertura, podemos denotar la esencia de una obra que, hasta hoy, genera ecos en todos los rincones del mundo que conocemos. Un Chile que lidia con la miseria de muchos, la codicia de una clase acomodada y la vulnerabilidad de quienes buscan preservar sus derechos laborales y humanos. La ciudadanía se hace notar en la calles, marchando y protestando, como viene siendo durante el último lustro. La aparición de Judas confrontando a Jesús, María Magdalena expresando sus sentimientos respecto a un hombre totalmente distinto al resto, los fariseos reunidos ante la amenaza del denominado "Rey de los Judíos", el sueño de Pilatos que pronto se volvería una pesadilla real, una Última Cena recreada con angustia y los ánimos caldeados producto de las revelaciones de Jesús, el trágico juicio y la frustración del gobernador romano por no poder salvar la vida de un inocente... Un relato fluido, con interpretaciones de primer nivel y un despliegue escénico a la altura de las voces y los bailarines que dieron vida y juventud a la historia.


   Entre los integrantes del elenco de cantantes, debemos destacar el papel de Rodrigo Galaz como Jesús, quien asume su cruel destino como el Hijo de Dios, además de la pasión desgarradora con que Judas -interpretado soberbiamente por Jaime Salva- se entrega al suyo, el del hombre cuya traición le valdrá un lugar infame para la humanidad por los siglos de los siglos. De la misma forma resaltan los roles de Caifás (Cesar Vigouroux) y Anás (Victor Escobar), ambos ataviados con sus atuendos muy al estilo Black Metal y dando vida a los instigadores del arresto y asesinato de Cristo -con ayuda del desgraciado Judas-. El climax que proyecta la escena del Juicio, con Pilatos sumido en una situación sin salida y terminando por desligarse del crimen de todo un pueblo, resulta sobrecogedor por el nivel de tensión que genera respecto a la posibilidad de evitar que se derrame sangre inocente.

  Y así como hay lugar para el drama, también lo hay para la comedia -incluso con la inminente tragedia ad portas-, como pudimos apreciar en la escena de Herodes (Rubén Hormazabal), por lejos uno de los pasajes más lúdicos y divertidos de la obra. Por otro lado, el espíritu Heavy Metal con que Simón Zelotes (Felipe del Valle) incita a la lucha armada encuentra su contraste perfecto en el desolador lamento de Jesús al darse cuenta del nulo entendimiento de sus seguidores y enemigos respecto a su misión en la tierra. Luz y sombra hermanados en torno al mito y la historia de un personaje cuyo solo nombre trasciende todas las barreras y doctrinas existentes y por haber.


  Respecto a los músicos, la dupla guitarrera compuesta por Francisco Urrutia y Cristián Reyes dio cuenta de toda su clase en estas instancias, sumándose la extraordinaria labor del tecladista Mauricio Aguirre en la generación de atmósferas. En tanto, la sociedad rítmica compuesta por la eximia bajista  América Soto y el baterista Hillthsson Miranda, prácticamente nos dió una cátedra de versatilidad y contundencia sin perder el hilo conductor. Importancia vital la de una agrupación que dispone su experticia técnica en favor de la música como forma de expresión y complemento teatral de gran valor.



  Necesario destacar de manera mayúscula este tipo de iniciativas, cuya consolidación responde al trabajo duro y la coordinación entre músicos, bailarines y actores. A pesar de alguno que otro problema técnico con el sonido durante el transcurso de la obra, nada podrá empañar, por ejemplo, la sublime interpretación de Daniela Sánchez como María Magdalena, porque simplemente lo que irradia su voz y presencia, por ejemplo, es producto de la magia que produce la música en quienes la profesan como forma de vida. Mención similar para "Superstar", con un Judas que rememora a su manera el glamour de la versión original, previa al fatídico desenlace.



  Para el final, una impresión personal: para quien escribe, la sensación que queda termina evocando en la memoria el impacto del primer encuentro, a través de la versión fílmica de 1973. Unos cuantos años después, y cuando la capacidad de asombro parece haber menguado con el carrete y la experiencia, imposible no quedar absorto ante tamaña muestra de calidad interpretativa y escénica, esta vez ambientado en la realidad local y sonorizado con la música que nos apasiona a la inmensa minoría, a la gente común. A esa misma gente que incluso se sabe de memoria las letras en español de la versión con Camilo Sesto. Metalstar provoca eso y más. "Si todas esas lenguas pudieras arrancar, hasta las piedras querrían cantar...", responde Jesús a Caifás en la inmortal "Hosanna". Desde el más creyente hasta el ateo furibundo. Desde el fan del Heavy clásico hasta el acérrimo devoto del Death Metal y todo lo que sea extremo. El carácter universal de la música es tan real y poderoso como lo que ocurre a nivel local cuando las herramientas están y son utilizadas con sabiduría intachable.


Fotos: Diego Pino
Escrito por: Claudio Miranda


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