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#DeCulto - "The Years Of Decay": Cuando Overkill se los comió a todos


  De que los '80 fue una década fructífera para el Metal en su totalidad, -para muchos, aún no superada-, no vale la pena rebatirlo, como tampoco tiene sentido poner en tela de juicio la revolución que marcó el nacimiento y auge del Thrash Metal. La aparición de Metallica, Exodus y Slayer hace más de tres décadas marcó un punto de inflexión decisivo cuando se pensaba que ya todo estaba hecho. Y así como desde la Bay Area de San Francisco surgían los líderes de la revolución metalera que prendió fuego y arrasó con todo lo establecido, los barrios neoyorkinos también se conformaban como un bastión a tomar en cuenta. Anthrax se situó de inmediato a la cabeza en ese sector, secundados por un -entonces- cuarteto cuyo sonido era capaz de rebanarte el cuello en un abrir y cerrar de ojos, gracias a la contundencia asesina de sus riffs de motosierra. Hablamos de Overkill, una agrupación que, en más de tres décadas de carrera, se ha mantenido fiel a sus principios de aniquilación en la totalidad de su discografía, y sin puntos bajos.

  Liderados por su salvaje frontman Bobby "Blitz" Ellsworth -una versión más psicótica y despeinada del eterno Udo Dirkschneider- y el bajista D.D. Verni, hasta finales de los '80 la alineación era completada por el guitarrista Bobby Gustafson y el baterista Sid Falck -ex componente de los Battlezone de Paul Di' Anno. En el caso de este último, su llegada se produjo luego de la polémica salida del fundador Rat Skates, a quién la presión del temprano éxito obtenido terminó sumiendo en una profunda depresión, resultando en su salida de la banda luego de la gira con Megadeth en 1987 (hoy es un prestigioso realizador audiovisual, reconocido por su labor como productor en el el documental "Get Thrashed: The Story of Thrash Metal", obligatorio para todo amante del género que se declare como tal). Sid debutaría en el disco "Under The Influence" (1988), un disco más "acesible" respecto a sus antecesores, pero con la impronta de una agrupación que estaba lista y dispuesta a matarlos a todos sin misericordia, como lo hizo Metallica unos años antes.

  Con la nueva alineación ya afiatada y "Under The Influence" previendo una supuesta dirección más "comercial" respecto a los anteriores "Feel The Fire"(1985) y "Taking Over" (1987), el cuarto LP de los de New York disipó toda duda respecto a su credibilidad artística, dejando en manifiesto una sed de sangre y destrucción insaciable. "The Years Of Decay", su placa más extensa hasta entonces, nos presenta un combo en plena forma y llevando a cabo su plan de destruir al mundo, sin dejar sobrevivientes. Al mismo tiempo, la evolución respecto a los inicios es evidente: más que la velocidad, lo que importa de sobremanera es la peligrosidad que contenga la música. La influencia Doom de Black Sabbath congenia fluidamente con la furia thrash de su firma, ampliando las posibilidades en un género que parecía no congeniar su agresividad y se mantenía en los cánones de lo primitivo y lo innovador a la vez.



  La grandilocuente y tenebrosa intro con que "Time To Kill" marca el arranque del álbum, marca un aviso respecto a estos Overkill que cierran la década de los '80 como tiene que ser: amplifcando su poder devastador y llevándolo al siguiente nivel. La producción a cargo del prestigioso ingeniero Terry Date -personaje clave en el éxito de los primigenios Soundgarden y la hecatombe de Pantera en la década del '90, entre otras luminarias-, da cuenta de un trabajo mucho más pulido respecto a lo hecho anteriormente, pero sólido y consistente en sus intenciones. de paso, los matices doom con que la placa expone su forma, dicen mucho sobre la orientación progresiva con que los neoyorkinos conciben la música. Ambición artística de principio a fin, pero manteniendo la potencia de siempre, sobretodo en los coros.

  Tras el soberbio inicio, llega el que debe ser, por paliza, el gran clásico de todo el repertorio de Overkill: "Elimination", cuyo riff inicial te recuerda lo que debe ser el Thrash en su esencia: música para gente enojada y forjada para destruir al mundo y, si es posible, al universo completo. La garganta de "Blitz" dando hasta lo que no tiene -esas cuerdas vocales!-, Bobby Gustafson despachándose unos riffs de antología y erigiéndose como un titán de la guitarra en el género, mientras la dupla rítmica Verni/Falck hace y deshace a su antojo, sin perder el foco en su objetivo. Una máquina infernal, como también podemos sentirlo en el veneno de "I Hate" -vaya título para una canción de Metal!- , todas muestras de Metal despiadado hasta la médula.

  Resulta curioso, por ejemplo, que "Nothing To Die For" sea uno de los cortes menos populares dentro del repertorio de los neoyorkinos, tomando en cuenta que se trata de uno de los pasajes más interesantes y alucinantes de toda la placa y su discografía en total. Más aún con un Bobby Gustafson coronándose como un auténtico riffmaster del Thrash -a la altura de su amigo James Hetfield, casi nada!- y el bueno de D.D. Verni atacando como bajista e intérprete de gran nivel, sin sacrificar un ápice de su orientación punk.

  Comentábamos hace un par de párrafos respecto a la grandilocuencia que Overkill denota en esta placa -aunque ya insinuada notoriamente en los trabajos anteriores- y si acaso hay un momento en que las palabras sobran para apreciar las virtudes creativas del combo de Nueva York, "Playing with Spiders/Skullkrusher" resume esta dirección al pie de la letra. Cada track del "The Years Of Decay" es una película, una historia de horror, muerte y locura y los 10' que dura esta épica pieza se pasan volando, a la vez que la sensación de peligro y asfixia proyectada en los primeros cinco, ponen a prueba tus sentidos y raciocinio. La otra mitad del track es Metal al hueso, guiados por un riff monolítico que se mantiene fiel a su coherencia. Black Sabbath, Judas Priest, Motörhead... todas influencias notorias que convergen en un sonido implacable en los efectos que genera.

  La dupla compuesta por "Birth Of Tension" y "Who Tends The Fire", expone una versatilidad creativa que barre con todo prejuicio respecto al Thrash Metal y las posibilidades a su alcance. Sid Falck, en el primero, se alza como un portento de temer en la batería, mientras que la filosa guitarra Bobby Gustafson toma el tímón en el segundo. Gran alineación la de Overkill en esos tiempos, sin desmerecer el mérito de las que vinieron después. Como compositores e intérpretes de primer nivel, sobretodo lo primero. Creadores -y asesinos- en su máxima expresión.

   Pocos fueron capaces de tomar el mismo camino que Metallica, y Overkill fue una de esas agrupaciones que vio en lo que hacían los californianos una manera de hacer las cosas, más allá de cualquier etiqueta o cliché. Por ende, y si bien toda la placa denota esta influencia, el track que le da nombre al álbum grafica, fielmente, la ambición creativa de los neoyorkinos. Al igual que sus pares de California en el excelso "Ride The Lightning", Overkill traspasaron las fronteras de lo "permitido" en el Metal, procreando baladas de alta factura, reflejando la total decadencia -como reza el título- de un mundo condenado a su funesto destino. Una fórmula que resulta cuando la integridad artística importa más que sonar "rápido y furioso" que los demás, cual competencia olímpica. Honestidad aprobada con honores.

  Y cerrando la placa, un clásico por derecho propio, a pesar del shock inicial que generó al momento de su publicación: "E.vil N.ever D.ies". La solidez de "The Years Of Decay" se manifiesta imposible de rebatir, sin fisuras ni filtraciones, pero la novena y última pista del álbum es un monumento al Thrash Metal como forma de arte en su estado más puro. Nuevamente es Sid Falck quien juega como '10' clásico -un baterista exquisitamente dotado en lo técnico y que debió llegar más lejos de lo que estuvo-, aunque es la disonante intro mortuoria la que nos prepara para la última ventisca de fuego con que "The Years..." se consagró como un clásico del Metal en su totalidad. Implacable en su función y soberbio en su forma, Thrash Metal como tiene que ser.

El único punto bajo, seguramente, es la posterior salida de Bobby Gustafson, el hombre detrás de ese sonido guitarrero con el voltaje hasta el tope. Las diferencias creativas -y personales- con "Blitz" y D.D. derivaron en su inevitable salida, aunque la lamentable pérdida se vería compensada con el ingreso de Merrit Gant -Faith Or Fear- y y el antiguo técnico de guitarras del saliente Gustafson, Rob Cannavino. Con esta nueva alineación, Overkill daría forma al también corrosivo y siniestro "Horroscope" (1991), comenzando una década irregular a nivel de popularidad pero firme a nivel de calidad musical.

  "The Years Of Decay", sin duda alguna, es la obra maestra de Overkill, más allá de las preferencias personales. Todo lo hecho posteriormente le debe bastante a este trabajo, en especial por la labor del productor Terry Date y su visión respecto a los tiempos que se aproximaban con el cambio de década, como pasó con Pantera a partir del supremo "Cowboys From Hell". Por supuesto, no deja de llamar la atención el título, revelador respecto a lo que ocurriría con los próceres del Metal de los '80 en la década siguiente, pero no así para esa máquina de muerte y odio llamada Overkill. En realidad, más que una máquina, una bestia que, cuando se lo propuso, se los comió a todos sin distinción. Y aún lo hace después de más de tres décadas.


Recuerda que Overkill se presenta el próximo viernes 1 de Febrero en el Teatro Teletón, junto a los argentinos de A.N.I.M.A.L. y los chilenos de Disaster. Puedes encontrar tus tickets acá!



Escrito por: Claudio Miranda

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