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·#LiveReview Torturer y Metal Command: Encuentro de dos eras en un mismo presente


Dos generaciones, una identidad en común.  Pasado y futuro fusionados en un presente que disipa toda duda respecto al recambio y la jerarquía, presentes en un ritual que marcó a fuego el encuentro entre una institución del Death Metal desde hace más de un cuarto de siglo y una agrupación que no para de romperla en base a trabajo, clase y actitud. Motivos para celebrar habían y con bastante razón. Por un lado, el cumpleaños de Francisco Cautín, fundador y motor de los emblemáticos Torturer, banda ícono del Death Metal local que marcó una revolución durante los '90 en paralelo a lo que ocurría en USA y Europa y hasta hoy, se mantiene en su sitial de honor por méritos propios, sobretodo tras la edición del reciente "Conjuro IV" (2016), trabajo que los ha situado como puntales supremos del Metal Extremo nacional. Por otro lado, tenemos a Metal Command, agrupación compuesta por jóvenes cuyo promedio de edad no supera los 20 años y, aún así, se han ganado una merecida reputación en una escena que cuando se renueva, lo hace con los bríos propios de una revolución, tal como pasó con los mencionados Torturer, Sadism, Atomic Aggressor y otras bandas que, a comienzos de los '90, comenzaban a pavimentar un camino que no para de sumar rutas y desde hace más de 25 años, ya bordeando las tres décadas.




  Pasadas las 21 horas, y previa presentación del reconocido animador Roberto Llanos del programa "Metalchef" -por lejos, pilar fundamental en la difusión del Metal nacional-, y la presentación de los videoclips para "The Chaos" y "Conjuro IV", la intro que daría paso a "Oxygen" nos preparaba para la presentación de una banda que, desde hace rato, pasó de ser una promesa juvenil a una realidad de la División Mayor en nuestra escena. Y eso es lo que define a Metal Command más allá de la edad de sus componentes: la capacidad de adquirir experiencia y dar cuenta de un profesionalismo a prueba de cualquier aditivo que no sea la música.


"No Name", "My End", "Eterna Oscuridad" y "Grinder" son solo algunas de las muestras de calidad y poder desplegados por una banda formada por jóvenes músicos dotados de un dominio instrumental a la altura del universo forjado en cada riff. Con Kevin Ibáñez al frente en la voz y responsable del sonido característico del cuarteto junto a su compañero de cuerdas Ignacio Portales, resulta imposible mantenerse al margen de la vibra generada en vivo. Nada de posturas prefabricadas ni clichés, simplemente pararse sobre el escenario y dejar en claro de qué están hechos y por qué están donde están. Dos guitarristas exquisitamente dotados entablando comunicación con una calidad impresionante  y recordándonos que el Metal Extremo no da para sonrisas ni saludos 'pa' la galucha' en este mundo cada vez más enfermo y hostil. Al factor guitarras y voz, también debemos sumar la fundamental tarea que cumplen el bajista Javier Castillo -cuando se trata de animar al público, su presencia se nota más allá de su dominio instrumental y eso es tan bienvenido como necesario en el género- y el baterista Josué Guerrero, este último un músico que deja la vida en cada golpe y no tiene empacho en hacerte saber cuánto lo disfruta. Está claro que los cuatro unidos, con la experticia técnica que distingue a cada uno, se sienten a gusto sobre el escenario, su territorio natural, donde la naturalidad de la interpretación se muestra incuestionable ante cualquier intento de crítica. La fuerza destructora del Metal ejecutada con la exquisitez del jazz.




Si bien el set estuvo compuesto, en su mayoría, por cortes del excelente disco "Legacy" (2017), también hubo espacio para sorpresas como "Entropía", corte perteneciente a lo que será su siguiente trabajo y muestra irrefutable de una carrera que apunta en grande a nivel creativo. Para el final, una escalofriante "The Chaos" que terminó por echar abajo una sala repleta -mosh incluido en algún rincón, los asientos no ayudan mucho pero hay que ingeniárselas- y, tal como en su respectivo video, contando con la participación de Isi encarnando a la niña fantasma que deambula sobre el escenario reflejando el horroroso caos mental que pareciera regir el negro destino de la humanidad. Broche de oro con ribetes oníricos para una presentación que pronto saldrá a la luz en un registro audiovisual. Por ahora, a disfrutar de un legado que ya rinde frutos, todo producto de trabajo y profesionalismo de primer nivel. Como debe ser concebido el Metal.
  A eso de las 22 horas, y luego de una íntima ceremonia que incluyó el "cumpleaños feliz" y la presencia de familiares, amigos y fans, Francisco Cautín celebró su nuevo aniversario al frente de los eternos Torturer y a su manera. Luciendo una imagen rejuvenecida y acompañado por sus avezados compañeros, el comienzo con la emblemática "Oppressed  by the Force" -corte que titula el histórico LP debut editado en 1993- dio cuenta del excelente estado de salud del cual goza una institución que marcó hitos a nivel local y logró una importante difusión a nivel continental. Por ende, no debiera extrañar que la siguiente "Matando Ángeles" -del homónimo doble editado en 2013-, nos presentara una banda en estado de gracia luego de más de dos décadas, tanto a nivel instrumental como en lo que respecta una incendiaria presencia escénica, con Francisco Cautín llevando la batuta.




 A partir de "Conjuro IV" -con su respectiva intro, tal como en el video-, y con el recinto repleto de 'bangers' de todas las edades, Torturer desencadena una masacre sónica que, con el paso de los años, parece no perder un ápice de su fuerza asesina, sino todo lo contrario. "Bestial Invocation", "Twisting Your Neck", "Fucking Bastard", "Ralco"...todas muestras contundentes de Death Metal químicamente puro y ejecutado con una brillantez a la altura de lo que encarna el cuarteto hasta la médula. Gran parte del mérito, además del propio Francisco Cautín, hay que atribuírselo a componentes como Sergio Aravena, una eminencia de la guitarra desde hace más de dos décadas y que, junto a su compañero de cuerdas Francisco Garcés, se encarga de generar la metralla que acribilla todo lo que se interponga. En cuanto a la base rítmica, Y pese al reconocido protagonismo instrumental de Cautín, su tarea en las bajas frecuencias encaja de manera natural y brillante con el desempeño del eximio baterista Rodrigo Zúñiga, ambos encargados de hacer estallar en cada compás esa máquina infernal de Death Metal que se mueve, en gran parte, a través de los tiempos recientes, quizás los últimos en este mundo decadente, con una vigencia y actitud que borran cualquier rastro de nostalgia y prejuicio para quienes tienden a asociar un género como el Death Metal con una época determinada. De lo contrario, nadie se explicaría el cómo "Victim", "Exterminio Total" y "Torquemada (Server of God)" generan esa recepción con que los fans atinan de inmediato a pararse de sus asientos y hacer 'headbanging' como debe ser en todo ritual de Death Metal que se diga tal, con el propio Francisco Cautin interactuando con el público de la primera fila haciendo valer su condición de referente con la espontaneidad propia de un veterano de mil batallas.




 Para el final, la más antigua "Insane" y el presente arrollador reflejado en "Guerras" culminan el espectáculo con la pirotecnia sonora propia de un coloso. Y como broche de oro, una vez culminado el set regular, un himno del Metal Extremo de los '90, "Arachnophobia", perfecto para cerrar este encuentro de eras, ambas unidas por un solo sentimiento como lo es el Metal. Podríamos pasarnos decenas de párrafos y horas debatiendo sobre los referentes de hace tres décadas y la nueva camada, pero el presente fue hecho para disfrutar y ser testigo de algo que se escribe y forja en grande. Nada de "glorias del pasado" ni "jóvenes promesas", en el género los méritos corren por cuenta de sus protagonistas. La edad es solo un número.





Por: Claudio Miranda
Fotografìa: Sebastián Domínguez

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