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#LiveReview: Violator "Unidos por la Sangre Revolucionaria"


Cuando hablamos del Thrash Metal en su estado más puro, solemos remontarnos a los años ’80, la época en que el género emergió como una revolución de violencia y caos, donde la música se superaba a sí misma a nivel de velocidad, técnica y, sobretodo, pasión. Y si hubiese que citar un referente en la actualidad, el primer nombre que se nos viene a la mente es el de los brasileños de Violator, referentes indiscutidos de la preservación de un estilo que no tiene empacho en rememorar los mejores momentos de una época dorada, por supuesto manteniendo la frescura del presente. Por lo mismo, y a una década del debut en suelo nacional –en una recordada jornada que se llevó a cabo en el mítico Gimnasio Zenteno-, los originarios de Brasilia retornaron a nuestro país con lo mejor de su arsenal, dejando en claro que cuando hay que devastar todo lo que se encuentre a su paso, la consigna es hacerlo sin dejar sobrevivientes.


La jornada se inició pasadas las 15:30 horas, con Alienation generando el estallido inicial mediante un Thrash Metal que lidia sin tapujos con el Death Metal en cuanto a brutalidad sonora, reforzando su descarga sónica con una actitud en escena que tardó la nada misma en armar el primer moshpit de la maratónica jornada sabatina en el Arena Recoleta. “The Limit of VIolence”, “Modern Slavery” y “Xenophobia” ensalzan los nuevos bríos del género a nivel local y, a la vez, se defienden con una fiereza sin contrapeso, coronando su set con una letal versión de “Pay To Die” de los legendarios Master. Media hora en que, pese a las altas temperaturas y un recinto a media capacidad, Alienation nos dejó en claro de qué están hechos.


Poco después llegaría el turno de Neckbreaker, agrupación cultora de un Thrash Metal con la fuerza suficiente como para fracturar un millar de vértebras cervicales desde el comienzo. Con casi una década de existencia, el quinteto desplegó sobre el escenario, y con el sol quemando nuestras pieles literalmente, aprovecho la media hora sobre el escenario para ejecutar su tarea de destrucción masiva, dejando apenas sobrevivientes para lo que se vendría después. “Terror On The Streets”, “Real Time War” y la homóloga “Neckbreaker” se dejaron caer como bombas de napalm en un recinto donde el único momento de “paz” fue para refrescar las gargantas con unas cervezas bien heladas, perfectas para lidiar con el calor reinante en la capital.


El Speed-Thrash Metal de alta pureza de Unjustice continuó la jornada del sábado imponiendo su clase como cultores del género en su esencia más ligada a la usanza de los ’80, privilegiando la velocidad y el filo implacable de los riffs. “HBH”, “Slam of Courage”, “Criminal Activities” y "Social Experiment”, una tras otra, esparcieron la ira con que el quinteto desplegaba todo su armamento con municiones listas para realizar su misión destructora. La temperatura en la capital llegaba a su punto máximo y el mosh con la cerveza desparramándose a chorros pasaría a conformar la postal de una jornada que le rendía culto al Thrash como filosofía de vida y muerte.


La región de Valparaíso, apelando a su tradición en el desarrollo del género durante tres décadas, nos regalaría una dupleta que no dejaría títere con cabeza. Desde Limache, Demoniac se encargaría de aprovechar el calor reinante para prenderle fuego al recinto gracias a su Thrash Metal lisa y llanamente malvado, propuesta reflejada al detalle en su recién estrenado LP debut titulado Intemperance, placa editada este año. Comandado por el guitarrista y cantante Javier Ortiz, el cuarteto nos expuso sus credenciales que les ha valido el rótulo de ‘revelación’ a nivel local, todo aquello complementado con una experticia técnica que les permite expandir su universo creativo sin renegar en absoluto de su esencia ligada a la violencia como causa y solución a todos los problemas en el mundo. 


Y en una línea similar, Mental Devastation aprovechó su turno para volver con todo a los escenarios luego de unos meses de receso. Por estos días, la banda oriunda de Villa Alemana se encuentra en plena producción de lo que será el sucesor de su aclamado LP Red Skies (2013) y, si bien se trató de su primera vez en vivo en mucho tiempo como ellos mismos aseguraron, la ferocidad desquiciada de sus riffs sigue generando estragos, por lo que, de alguna manera, su retorno a los escenarios fue la prueba irrefutable de que lo que se está cocinando en el estudio será un tremendo puñetazo a la cara.


Desde Melipilla, Hellraider impuso sus términos en forma de lo que ya podríamos denominar ‘tradición’. Con la dupla guitarrera compuesta por Freddy Díaz y Lucas Aguirre comandando el mortífero ataque, el combo hizo gala de su reputación como referentes del Thrash metal con la dosis necesaria de violencia cuya alta inflamabilidad se hizo sentir ante una legión de eufóricos fans que, para entonces conformaban una centrífuga que, con el pasar de la tarde, nunca dejó de aumentar su fuerza devastadora. Ni siquiera el repentino apagón eléctrico que interrumpió la presentación fue capaz de menguar la elevada temperatura que reinaba sobre el ambiente, más allá de lo físico. He ahí la gran virtud de Hellraider sobre el escenario: no solo tocar Thrash Metal, sino también sentirlo y vivirlo, que fluya con el ardor de la sangre.


  Pasadas las 20 horas, y con el recinto ubicado en avenida Einstein ya repleto, el preludio compuesto por Bernard Hermann para la clásica película de Alfred Hitchcock “Psycho” ejerce como intro para avisarnos que Dekapited ya está sobre el escenario para desatar la ferocidad extrema con que su sonido ha sembrado la muerte y el dolor durante la década en curso. “Falsas Caras”, “Aniquilación Total”, “Nacidos del Odio”, “ Muerte” y “Un Mundo Decadente” componen un set asesino en todo sentido, con el mosh adquiriendo dimensiones gigantescas y el público subiéndose al escenario para el stage-dive, generando una ola de cuerpos volando y cayendo sobre un océano humano preso del caos como si se tratara de la más feroz de las tormentas. Tan feroz como lo que genera el cuarteto comandado por el guitarrista y cantante Camilo Pierattini en los fans poseídos por la euforia de un género musical cuyo sentido de revolución cobra víctimas por centenares. Y es que el ‘maldito’ Thrash Metal con que la banda erige el salvajismo y el odio como principios de integridad artística no solo se defiende por sí mismo, sino también nos recuerda que nada se transa cuando la consigna es derribar todos los cimientos del status quo sin contemplación alguna. Un hecho a destacar es el final con “Condenado a Morir”, con el propio Camilo y el bajista Inti Morales tirándose al escenario como muestra de los valores que ellos encarnan cuando se trata de comer, beber y cagar Thrash Metal, con el primero perdiendo una de sus zapatillas y generando una hilarante reacción entre los asistentes. Parafraseando el título de su flamante EP estrenado este año, no hay que mostrar misericordia con nada ni con nadie. Dicen que todos los extremos son malos, pero a Dekapited le importa un soberano carajo cuando el objetivo es arrasar con todo.


  Serían pasadas las 21 horas cuando llegaría el turno de Violator, un regreso que desde antes que empezara la presentación, se estaba viviendo en todos los rincones del Arena Recoleta, sobretodo en los costados del escenario. Sin embargo hubo que lidiar con algunos problemas al inicio, resultando en un par de partida en falso que dejó en evidencia el poco profesionalismo presente en estas instancias. Sin embargo, una vez solucionado el entuerto, la banda comienza a desplegar todas sus virtudes instrumentales y, sobretodo escénicas, aunque el público no tardaría en hacerse del protagonismo, con grupos de cuatro o cinco personas ya instaladas sobre el escenario para volar sobre el público ya entregado y dispuesto a lo que sería una total carnicería, a la cual se da inicio con la aplastante “Atomic Nightmare”.


Lo que vendría a continuación sería una postal con que los principios del Thrash Metal más allá de la música eran puestos en práctica. Si por un lado el cuarteto liderado por el bajista y cantante Pedro Arcanjo aprovechaba el escenario a su antojo, había que lidiar con una masa de enardecidos thrashers que se lo tomaban por asalto pese a los infructuosos intentos de la producción por mantener la seguridad. Dicen que el caos es el estado natural en que fluye la naturaleza, y Violator lo entiende a la perfección, a su manera con la voracidad de las pirañas de la selva amazónica.

Si nos remitimos al setlist y a su interpretación, imposible encontrar puntos bajos en una presentación que le rindió culto al Thrash Metal en su forma más primigenia, un homenaje a la historia del género enfocada en el presente a la vez, como pudimos apreciar en “Echoes Of Silence” y “Endless Tyrannies”, ambas exponiendo un discurso sobre el compromiso con las causas socioculturales que envuelven a Latinoamérica en su totalidad, sin distinción de nacionalidad como el mismo Pedro Arcanjo, un líder cuyo portuñol denota su sentido de la locuacidad cuando se trata de dirigirse al público, aprovechó de recalcar en su discurso. De la misma manera, cortes  de la talla de “Thrash "Maniacs”, “Destined To Die” y el himno “UxFxT (United For Thrash)” generaron con solo una chispa una serie de estallidos cuyas ondas expansivas dejaron numerosas secuelas en un público prácticamente poseído por el fuego del Thrash hasta la médula.



En solo una hora, Violator remeció suelo nacional hasta no dejar nada en pie. El único punto bajo podría ser el hecho de que un set reducido se alargara con los incontables agradecimientos de Pedro al público apelando a la emoción y el sacrificio diario por mantener viva la pasión por la música, innecesario si consideramos que el Thrash Metal de los brasileños se defiende por sí solo. Sin embargo, poco y nada importa cuando hay algo que nos une en torno a una revolución que, luego de más de tres décadas, sigue rugiendo como un monstruo gigante. Podríamos deshacernos en todo tipo de análisis rebuscados, pero no tiene sentido ante tamaño ritual llevado a cabo. Un ritual que celebra el Thrash como actitud ante todo lo que nos ‘rompe las pelotas’ en la vida cotidiana. Que esta unión se mantenga incólume al paso de los años. Desde los suburbios de Brasilia, Violator una vez más le hizo honor a su reputación como uno de esos actos en vivo NO apto para “turistas” en busca de “experiencias musicales” para degustar y otras entelequias que se les parezca. Parafraseando a los legendarios Exodus, todo esto no es más que el producto de la unión por la sangre que nos une. La sangre del temido y enajenado Thrash Metal en su versión más suprema y sanguinaria.

Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: CQ Photographer

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