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#LiveReview: Yajaira (+Bitterdusk) "Hijos de la Noche"


Uno de los lanzamientos más esperados de la temporada ameritaba un ritual a la altura de la reputación de sus creadores y anfitriones. Yajaira, el power-trío pionero del Stoner-Doom en nuestro país -y en Latinoamérica- acaba de editar Post Tenebras Lux, quinto LP en estudio en Más de dos décadas de carrera. Los embajadores del legado sabbáthico nos entregaron una noche de fuzz, psicodelia pesada y riffs repletos de calle y mala leche, marca registrada de un sonido que le rinde culto al Rock en su faceta más peligrosa, como debe ser. Por ende, la convocatoria en el tradicional Bar de René dio sus frutos y el recinto se abarrotó para disfrutar de un nuevo viaje lisérgico a través del cielo y el infierno, esta vez con material recién salido del horno.


  Los primeros humos se quemarían a las 22:30 de la mano de Bitterdusk, legendaria agrupación cultora de un Doom Metal que intercala atmósferas góticas con la sofocante aridez del desierto. "El Llamado" y "La Reminiscencia del Fuego", ambas extraídas del álbum Santuaria (2006), dan inicio a un breve pero intenso viaje a través de los sentidos, presentando un set en el cual destacan novedades como "Transmutación", adelanto de lo que será su nuevo trabajo en estudio, el cual podría ver la luz a fines de temporada. La banda por los hermanos Leonardo (bajo y voz) y Fabián Alvarado (guitarra) en vivo impone su fórmula de manera fluida, generando una capa envolvente que nos sumergen en un trance del cual es difícil (a veces imposible) abstraerse. El Doom Metal de Bitterdusk, en vivo, logra su cometido y mucho más: un golpe letal directo a la espina dorsal con uno solo de esos venenosos riffs.

   Poco después, y con la intro "Hijos de la Noche", el bajista y cantante Miguel 'Comegato' Montenegro,el guitarrista  Samuel Maquieira y el portentoso baterista Christian 'Pimpon' MacDonald se suben al escenario con un recinto ya abarrotado y preparado para emprender rumbo hacia lo desconocido. Ante la explosión inicial de "El Fin de los Tiempos Modernos", nos queda claro que este viaje no tiene boleto de vuelta y ya nada se puede remediar mirando hacia atrás. Dos décadas de carrera reflejados en una puesta en escena resuelta, con Comegato liderando la expedición gracias a su ataque letal con el bajo y un registro vocal que se mimetiza con el océano guitarrero generado por la guitarra de Sam, mientras Pimpón deja el alma y la sangre en cada golpe a la vez que dicta cátedra de una precisión rítmica comparable al buen gusto reflejado en su interpretación. Una máquina infernal que en las siguientes "Escombros" y "Lejos del Sol" se convierte en el motor de un ritual que le rinde culto al Rock en su faceta totalmente underground, con los acordes menores, la expansión sonora de las fronteras del averno y el groove arrastrado con ascendencia sabbáthica erigiéndose como marca registrada de una propuesta que permanece incólume al paso del tiempo y los "mandamientos" de la industria.


La furia irrefrenable de "Estallando" -con Sam Maquiera asumiendo la voz principal-, la lluvia de ácido generada en "Atormentándonos" y ese blues espacial llamado "Serpientes de Papel", en vivo amplifican su poder con una clase pocas veces vista en nuestro país, remarcando la sensación de muerte y decadencia que marca la "evolución" de las sociedades humanas a lo largo de la historia.  Al mismo tiempo, el groove paranoide de "Ojos sin Expresión" invita de inmediato al headbanging, al mismo tiempo que podemos apreciar, a corazón abierto, la esencia absolutamente rockera -y, por qué no, cercana al Metal- de una agrupación que se ha mantenido fiel a sus principios luego de más de dos décadas, sin transar en lo absoluto su integridad. Blue Cheer, Black Sabbath, Motörhead, Thin Lizzy, los Nirvana punketas y malcarados del Bleach, Kyuss, Monster Magnet, Eyehategod...Todos emblemas de un género al que pocos se atreven a mirar a los ojos cuando la ira y el peligro refuerzan su verdadero encanto, el que muchos mencionan pero pocos abrazan. Finalizando el recorrido a través de Post Tenebras Lux, el track instrumental que le da nombre a la nueva placa resalta la influencia de los Pink Floyd 'pre-DarkSide' cuando se trata de explorar rincones sonoros en donde la aparente paz en realidad nos alerta sobre la cercanía de lo inevitable, la llegada de la hora final.




  Una vez finalizada la presentación íntegra de Post Tenebras Lux, llegamos a la recta final del show, con la banda desplegando su arsenal de clásicos, perfecto para una noche en la que las altas temperaturas aumentaron el triple. "Indecisión", "Nada", "Descontrol" y "Muerte Astral", una tras otra cayeron como misiles provocando que el recinto se viniera abajo. Rock n' Roll con cara de 'pocos amigos', blues con aires de tormenta y riffs con la fuerza suficiente como para derribar la catedral de Santiago, como nos gusta y como lo entiende el power-trío que, desde 1995, ha hecho de todos los elementos mencionados una identidad artística inquebrantable. Finalizando el set, "Abre el Camino", "Estados Alterados" -un himno para cantar con puño en alto- y "Las Cruces" no requieren de ninguna bienvenida, simplemente basta con cabecear al ritmo de la música para entender la importancia de Yajaira en el Rock chileno. Importancia quizás no relevante para los medios de gran alcance (?), pero sí para quienes realmente vivimos, gritamos y sudamos Rock en su estado más puro, por muy cliché que pueda sonar. Y precisamente esa pasión es la que nos impulsa a pedirle una más la banda, por lo que, en retribución ante tamaña muestra de cariño y euforia, llegaría "Vuelve a Arder", símbolo de este regreso en grande con nuevo material -el último material editado fue el EP Antiguos Demonios (2014)- y el cual ya puede instalarse, por mérito propio, dentro de lo mejor de este fructífero 2017. En vivo, está comprobado: imposible resistirse ante lo que genera Yajaira. Una vez más, los hijos de la noche salieron de las tinieblas para envolvernos en su luz mortecina.

Escrito por: Claudio Miranda

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