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#LiveReview: Enemies Of The Cross "Bienvenidos Al Infierno Terrenal"


Temperaturas cercanas a los 40°C se registraron durante este fin de semana, en especial el día sábado 21 de Enero. Aquello había sido pronosticado durante la semana pasada y, aun así no constituyó ningún impedimento para los cerca de 600 asistentes que repletaron el Arena Recoleta en el marco del evento “Enemies Of The Cross”, el cual congregó a centenares de ‘headbangers’ eufóricos ante la inclusión de nombres históricos dentro del Metal en sus ramas más populares como lo son el Heavy Metal y el Thrash. La baja por parte de los ingleses de  Grim Reaper –debido a una severa complicación de su diabetes, Steve Grimmet sufrió la amputación de parte de una de sus piernas- y los colombianos de Witchtrap, a pesar del pesimismo inicial, constituyó un perfecto aliciente para lo que fue la inclusión más que acertada de dos importantes agrupaciones nacionales, las cuales demostraron que poco y nada tenemos que envidiar a lo que proviene de afuera.


Pasadas las 16:30 horas, y con el recinto ubicado en Avda. Einstein contando con una asistencia inicial bastante numerosa, se abren los fuegos de la mano de Lucifer’s Hammer, agrupación que por estos días se encuentran promocionando su LP debut titulado Beyond The Omens (2016), trabajo con el que se han ganado un lugar de honor entre los exponentes locales del Heavy Metal en su vertiente más tradicional, con sus temáticas ligadas al ocultismo y la fantasía oscura. Sin embargo, pese a la excelsa  experticia técnica de cada integrante en sus respectivos instrumentos, la banda quedó al debe con su puesta en escena, demasiado estática y parca para un género que requiere una actitud más excitante. Más allá del comportamiento del público, siempre respetuoso, esperamos que pronto haya una mejora sobre el escenario en el futuro. El Heavy Metal requiere una actitud asesina en vivo, independiente del dominio técnico y la creatividad.


Poco después llegaría el turno de Matahero, histórica agrupación cultora de un crossover muy en la vena de D.R.I., Agnostic Front y Cro-Mags, y cuya potencia se triplica en vivo mediante una puesta escénica que no deja títere con cabeza. Desde la desquiciada interpretación de Yury Salinas –se agradece su discurso frontal, sin censuras ni tabúes, siempre a la cara- hasta la entrega de cada músico sobre el escenario, cortes como “Anteojeras Ideológicas”, “Indulto”, “Matanza”, “Problema Central”, “Ensamble” y “Los Mejores?” fueron equivalentes a decenas de patadas en el cráneo, incluso incentivando al mosh de manera espontánea y, por ende, haciéndonos olvidar las altas temperaturas reinantes a esas horas sobre la capital. ¿Quién va a estar preocupado de algo tan banal, cuando, además de las cervezas, ves a alguien volar y bailar sobre el escenario mientras aporrea su bajo Musicman con tremenda maestría? Al menos para quien escribe esta crónica, aún se sienten los efectos de aquella ráfaga de actitud combativa, con las cosas expresadas tal como son. El crossover combativo y frontal de Matahero, sobre los escenarios, puede causar más estragos de los que uno puede suponer.


  Cuando el termómetro estaba ad portas de llegar a  los 40°C, el Doom Metal de los nacionales Procession conformó una ‘prueba de fuego’ para quienes llegaban en masa al recinto, mucho con cerveza helada en mano, la única manera de lidiar con la densidad de un género que no hacía más que aumentar la temperatura gracias a esos riffs cuya lentitud aumenta su poder casi omnipresente. Desde el comienzo con “Damnatio Conjurae” y “Conjurer” –ambos extraídos de su LP To Reap Heavens Apart (2013)- el cuarteto liderado por Felipe Plaza –guitarra y voz- protagonizó una presentación contundente, mostrando todas sus credenciales como uno de los grandes exponentes del género iniciado por Black Sabbath y continuado por referentes como Saint Vitus y Pentagram, utilizando la simplicidad como un arma letal cuando se trata de recrear atmósferas fúnebres en base a un sonido pesado y crudo en su concepción, tal como se pudo apreciar en la recién estrenada “When Doomsday Has Come”, generando la recepción siempre eufórica de los fans, muchos de ellos poniendo a prueba sus cuellos cuando la velocidad aumentaba de manera casi siniestra, como si estuviéramos cerca de la hora de nuestra muerte. Como pregonó el propio Felipe Plaza al comienzo de la presentación, hay que tener aguante para escuchar Doom Metal bajo tamaña temperatura.  Lo que para muchos pudo ser una prueba, en realidad podemos afirmar que fue un placer. Si la gente realmente se queja tanto porque hace calor, con Procession entonces pueden prepararse para sentir el fuego del averno.


El sol empezaba a ponerse cuando, pasadas las 19 horas, se sube al escenario Inquisición, la banda prócer por excelencia del Heavy Metal en Chile, cuando durante los ’90, el género se sumía en una crisis que poco y nada mermó la devoción por parte de quienes realmente mantienen la fe hasta hoy. No hay nada más excitante para quienes disfrutamos del género que el comienzo arrollador con “Innocent Sinner”, seguida de la hímnica “Pagan Rites”, ambas dando cuenta delas cualidades interpretativas de cada componente. Da gusto presenciar, luego de más de 15 años, el dominio escénico con que Freddy Alexis entabla una distendida comunicación con el público, incluso más allá de su portentosa voz, la cual no pierde un ápice de su fuerza pese a los años. Por supuesto, imposible no pasar por alto el desempeño magistral de Manolo Schäfler en la seis cuerdas, la fusión perfecta entre Ritchie Blackmore y Eddie Van Halen, siempre combinando pirotecnia con elegancia y originalidad. Hay que destacar, además, el set presentado, donde los clásicos de los ’90 se intercalan perfectamente con el material recién estrenado en su LP Preacher and Lust (2016), representado en cortes como “Burnin’ Metal”, “Infected” y “Church Of Devil”, incluso dándose el lujo de rescatar algo del tremendo Codex Gigas (2014) como “Call Of The Gypsy”. No solo Alexis y Schäfler fueron protagonistas, ya que la sociedad rítmica compuesta por Ignacio Pérez de Cortázar (batería) y Rolando Jeldrez (bajo) define el poder destructor con que Inquisición revive sus mejores tiempos, recordándonos, sobretodo en el final con “Dragonslayer”, que el Heavy Metal se mantiene en la brecha y su fuerza no para de aumentar. Por lejos, uno de los puntos más altos no solo del cartel, sino de lo poco que va de este 2017. Con Inquisición, tenemos Heavy Metal para rato.

   Casi 5 años después de su debut en suelo nacional, los alemanes de Exumer se encontraron con un recinto ya repleto, con la alta temperatura aun manteniéndose en la noche, menos sofocante pero suficiente como para mantener viva la flama del Thrash Metal con que se ganaron el rótulo de referentes durante más de treinta años. The Raging Tides, trabajo publicado durante el año pasado, reafirma la reputación incendiaria del quinteto liderado por el cantante Mem Von Stein, quien, junto al guitarrista Ray Mensh, permanece como el único integrante original sobreviviente, conformando una potente alineación en la que también despuntan el guitarrista Marc Bräutigam, el bajista T. Schiavo y el baterista Matthias Kassner.



 Por supuesto, conocedores de la reputación de Grim Reaper dentro del Metal clásico y conscientes de la situación que aquejaba a Steve Grimmet, la dedicatoria con “The Weakest Limb” marcó un punto alto para los fans tanto de la mítica banda británica como para los de la propia agrupación alemana, una a la cual la historia los sitúa como uno de los grandes del Thrash alemán con justa razón. Así se pudo vivir en carne propia en pasajes  como “Journey to Oblivion”, “Fallen Saint” y “Xiron Dark Star”, todos pertenecientes al fundamental LP Possessed By Fire (1986), trabajo debut que los situó de inmediato en el mapa del Thrash Metal en Alemania y toda Europa. Por cierto, quienes pensaban que el set solo estaría conformado de clásicos, jamás se hubieran esperado que mantuvieran su fórmula asesina luego de tres décadas, como se pudo notar en cortes como la inicial “The Raging Tides”, “Fire & Damnation” y “Sinister Souls”, material reciente intercalándose de manera magistral con sus trabajos más clásicos.


Si bien el sonido, en un comienzo, parecía flaquear en potencia respecto a los números anteriores, poco y nada importó a los cientos de fans presentes, en especial a quienes protagonizaron la centrífuga gigantesca que llegó al tope de su poder flameante hacia el final con “Possessed By Fire”, rematando así una de las presentaciones más incendiarias de los últimos años. Nada exagerado si consideramos que -incluso más allá de los grandes como Kreator, Sodom y Destruction- Exumer justifica su calidad de referente con una presentación que no deja sobrevivientes en el campo de batalla. Quedó claro que solo los valientes son capaces de atreverse a lidiar con las altas temperaturas, aún si eso implica estar poseído por el fuego del Thrash Metal químicamente puro.


Y cerrando la jornada, a eso de las 22:30, llega el turno de Onslaught, la mítica banda inglesa que, a diferencia de lo que hacían sus coterráneos, se la jugó totalmente por la evolución hacia un sonido mucho más extremo como lo era el Thrash Metal en sus comienzos, allá a mediados de los ’80. El comienzo con “Let There Be Death” dejó en claro las intenciones asesinas con que el quinteto sale al escenario, brindando un show demoledor y sólido en todas sus líneas. “Metal Forces”, “Fight With the Beast”, “Demoniac” y “Flame of the Antichrist”, una tras otra, desatan la locura y el mosh mantiene su intensidad durante poco más de una hora de Metal aplastante.


 Una de las características que hacen de Onslaught una máquina asesina en vivo es la unión entre sus miembros, siempre liderados por el guitarrista y fundador Nige Rockett, quien, junto al recién ingresado Ian ‘GT’ Davies, conforma una dupla que barre con todo a su paso, mientras la base rítmica conformada por el bajista Jeff Williams y el baterista Michael Hourihan mantiene la intensidad flameante con que los de Bristol dictan cátedra sobre cómo se vive y respira el Metal sin importar en lo absoluto la alta temperatura reinante, incluso en pleno anochecer. Y respecto a Sy Keeler, es poco lo que se puede analizar si consideramos que la actitud mostrada sobre el escenario es una clara señal de aguante por sobre todo. “Contract In Blood”, “Thrash Till the Death”, “Burn” y el himno “Onslaught (Power From Hell)” lo reflejan de manera escalofriante, amplificando el poder devastador de los de Bristol hasta no dejar nada en pie. Para el cierre, una versión arrolladora de “Death Metal”, con los fans entonando el coro con puño en alto, la postal final de una jornada en que no existen excusas cuando se trata de vivir y sudar el Metal, al punto de darlo todo en el mosh y/o sobre el escenario. En un país que se incendia en su totalidad y en un mundo donde un payaso asume el control de la potencia más poderosa del planeta, la única opción viable es que todo se consuma hasta  no quedar ningún ser viviente. La extinción es inminente y “Enemies Of The Cross”, en su primera edición, nos dejó claro que nada ni nadie nos redimirá de este infierno terrenal.

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